Alos pocos días de darse a conocer el sondeo trimestral del oficioso CIS que en sus singulares conclusiones vaticinaba como claro vencedor en unas hipotéticas elecciones al PP, el partido en el Gobierno, cuando luego en la misma encuesta la intención actual de voto reflejaba la victoria de Cs, en una clara muestra de elaboración y cocinado de los datos, han aparecido ya dos nuevas consultas, de conocidas empresas dedicadas a estos menesteres, subrayando al partido de Rivera como muy destacado ganador si los comicios se celebrasen ahora mismo, en uno de los casos, y en otro empatado con el de Rajoy, aunque con dos décimas más al PP que seguiría encabezando la encuesta.

En la primera de ellas, a bastante distancia de Cs, a cinco puntos, le seguiría el PP y luego el PSOE, los dos a la baja, para cerrar la lista de opciones con Podemos, los de Iglesias muy por debajo en los pronósticos de los resultados anteriores, con poco más de 40 escaños. Por lo que ateniéndose a todos los sondeos aparecidos una vez celebradas las elecciones de Cataluña, el triunfo de Cs en aquella región, pese a ser baldío por cuanto la mayoría sigue en poder de los escaldados independentistas que no dejan de hacer el ridículo de cara a España y al mundo, puede ser extrapolable a unas generales en el país que, dadas las circunstancias que se van acumulando, quizá Rajoy, al que el 62 por ciento de sus votantes no quieren volver a ver como candidato, no tenga más remedio que adelantar.

Pero, como la experiencia democrática tiene demostrada una y otra vez, las únicas encuestas que resultan válidas son las que salen al final de las urnas. En eso confía el PP, en resistir de nuevo, en dejar pasar el tiempo, y en que Cs no pueda ni sepa mantenerse en la cresta de la ola. Fácil desde luego no va a resultar a los de Rivera, cuando llegue el momento, convertirse en una alternativa real y más sólida que en los comicios pasados donde las expectativas, a la postre, nunca se vieron cumplidas. Saben que no pueden cruzarse de brazos, porque la fama es efímera, y que el sostenerse como una opción válida supondrá no ponerse de perfil sino ir de frente para desgastar a Rajoy y al Gobierno, aunque luego tenga que gobernar a su lado. Porque lo mejor de estos sondeos es que ofrecen una mayoría absoluta del centro-derecha, con Cs y PP o PP y Cs, que sería la opción mejor, mas sensata y más realista.

A día de hoy, hay muchos frentes abiertos entre Rajoy y Rivera, dada la inacción del Ejecutivo en estos últimos meses con el problema, persistente y enredado, de Cataluña por medio. Los presupuestos del Estado, la financiación autonómica, la reforma del sistema de pensiones y de la ley electoral, entre otros asuntos pendientes. Va a necesitar Rivera mucho talento y sentido práctico, mucha política haciendo posible lo imposible, en fin. Sabe que Rajoy no es un rival que se rinda y sabe que en el mano a mano, en las distancias cortas, el presidente tiene más recursos y experiencia. Sin olvidar que existen firmados unos compromisos formales entre ambos partidos, y sin olvidar tampoco que aunque desde el Ibex se siga con buenos ojos el ascenso de Cs, por delante siempre estará el PP. Con Rivera, como comodín.