Cómo no me voy a alinear con Juan Carlos Quer, con Juan José Cortés, con Antonio del Castillo, Con Ruth Ortiz o con Francisco Vargas, padres de Diana, Mari Luz, Marta, los pequeños Ruth y José de seis y dos años y Yeremi. Todos ellos murieron asesinados. Todos ellos forman parte de la crónica negra de la España más brutal y depravada. Todos ellos permanecen en la memoria individual y colectiva de los españoles. Su desaparición ha hecho pasar por un calvario a sus progenitores. Su muerte ha llenado de dolor a unos padres desconsolados cuyo sufrimiento no es revisable, permanece, está con ellos de la mañana a la noche.

Todos ellos han pedido que no se derogue la prisión permanente revisable. Están en su derecho. Y es el deber de todos los españoles que hemos seguido sus casos, apoyarles. Confieso abiertamente que he firmado cuando me lo han pedido y aún sin hacerlo en defensa de la prisión permanente revisable. Hago mío el dolor de padres como los de Marta del Castillo que no pueden dar cristiana sepultura a su hija Marta, porque a ellos y a la policía, los implicados les han tomado el pelo permanentemente y no dicen dónde se encuentran los restos de la joven.

Hago mío el dolor de los padres de Diana Quer que, por lo menos, han podido enterrar a su hija, a lo que de ella quedaba y tienen un lugar donde ir a llorarla. Hago mío el dolor de Ruth Ortiz, su marido arrebató salvajemente la vida de sus pequeños. Hago mío el dolor de Juan José Cortés, al que una mala bestia arrebató la vida de su pequeña Mari Luz, sumiendo su vida en una sombra permanente. Y nada digo ya de los padres del niño canario, de Yeremi, una ausencia larga, muy larga sin resultado alguno.

Si los canallas que perpetraron sus muertes permanecen en la cárcel se evitará que reincidan. Porque al salir, todos vuelven a reincidir. Está demostrado. El violador vuelve a violar y el asesino vuelve a matar. Si se les deja en la cárcel se evita que repitan sus hazañas, que llenen de dolor la vida de más padres y hermanos. Ya pueden salir los psicólogos penitenciarios hablando de rehabilitación y de reinserción. Los errores se acumulan en sus apreciaciones y no hay porque tener a violadores y asesinos en la calle, creando una alarma social innecesaria.

Sí a la prisión permanente revisable. Me importa un bledo que me pongan a caldo o que esta o aquella formación política se muestre contraria a este deseo que han firmado más de dos millones de españoles, entre los que me encuentro. No podemos alinearnos con los asesinos y violadores. El 13 de febrero se debatirá en el Pleno del Congreso una proposición no de ley, presentada por el PP y a la que ahora parece sumarse Ciudadanos, para que la oposición desista de su petición de derogar la prisión permanente revisable contra la que el Psoe llegó a recurrir ante el Tribunal Constitucional.