Eran los tiempos en que reinaba en España Felipe III, llamado "El Piadoso". Este rey se sintió incapaz de gobernar por sí mismo, dejó el gobierno en manos de Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, que era su caballerizo, le dio el título de Duque de Lerma, siendo un hombre inculto y de poco talento que aprovechó la ocasión para enriquecerse. Terminó por arruinar la Hacienda Pública.

Mientras, en Zamora, el Regimiento (Ayuntamiento) celebraba todo tipo de eventos con repiques de campanas, toques de la Queda, luminarias y toros que costeaba con los fondos de Propios. El vecindario se sentía muy complacido con las celebraciones y con las ayudas que el Regimiento dispensaba a los necesitados. Sin dar importancia a los apuros de las arcas públicas, se pagaron crecidos rescates por varios cautivos zamoranos en Argel.

En la Plaza de los Ciento, queda todavía la fachada del que fue palacio propiedad de don Francisco de Valencia; de este zamorano se dice que fue compañero de cautiverio en Argel con don Miguel de Cervantes. Es probable que alguno de los rescates que pagó el Ayuntamiento de Zamora lo fuera por don Francisco de Valencia. Este personaje albergó en su palacio al autor del Quijote cuando vino a Zamora en los meses de febrero y marzo del año 1602.

Según la Historia de don Ursicino Álvarez, don Miguel de Cervantes vino a Zamora formando parte de la comitiva real que permaneció en nuestra ciudad y provincia durante veinte días . Los reyes Felipe III y su esposa Margarita de Austria permanecieron en Zamora desde el 11 de febrero hasta el 9 de marzo, visitando Hospitales, monumentos, mercados, y el rey fue a cazar por terrenos de Carbajales. Visitaron los monarcas también los santos cuerpos de San Ildefonso y San Atilano.

Aquellos zamoranos que estuvieron cautivos en Argel coincidieron con Miguel de Cervantes quien, con 28 años, estuvo allí preso cinco años, hasta que en 1.580 quedó libre y rescatado.

Miguel de Cervantes había intentado fugarse hasta en cuatro ocasiones de aquella ciudad africana que era el mayor nido de piratas en el Mediterráneo, con más de 25.000 cristianos presos.

En lo que se refiere al edificio de la Plaza de los Ciento, que podía ser un interesante testimonio histórico de aquellos acontecimientos, aunque carezca de valor artístico, es lamentable el estado ruinoso en que se encuentra, sin que, al parecer, ninguna institución se preocupe de recuperarlo.