Durante el presente mes de enero, hemos leído en los medios periodísticos y oído hablar en los informativos y tertulias radiofónicas, sobre el tan manido tema de las pensiones, por activa, pasiva y perifrástica, permítaseme la expresión y la conclusión a la que he llegado es que las pensiones irán a peor. Es mi humilde apreciación. Ojala me equivoque. Créanme que la realidad, a mi juicio, es mucho más cruda que lo que trata de vendernos la Sra. Ministra, Dª. Fátima Báñez.

La reforma de las pensiones, ha sido, es y será un tema de no fácil solución, máxime cuando durante décadas no se han tomado las medidas oportunas, porque por aquellas fechas la economía nacional iba menos mal que ahora, pero cuando llegó de lleno la crisis, en los años 2007 y posteriores y el número de parados se incrementó considerablemente, los sueldos de los trabajadores en activo fueron más bajos y sus cotizaciones lógicamente disminuyeron considerablemente y, en consecuencia los ingresos de la Seguridad Social eran menores, el número de personas que procedentes de expediente de regulación de empleo, extinciones de la relación aboral por causas objetivas, económicas, técnicas, organizativas y productivas aumentó considerablemente a los 61 o 63 años, según los casos concretos, y si tenían años suficientes de cotización a la Seguridad Social accedieron a la situación de jubilados, percibiendo la oportuna prestación.

Hemos de tener en consideración, que estas personas que han accedido a la jubilación anticipada, tenían largas carreras de cotización y generalmente buenas bases de cotización, pues, generalmente procedían del sector bancario, compañías de seguros, eléctricas, de telefonía y multinacionales, a quienes apenas les ha afectado la reforma del 2013.

Es a partir de la reforma del año 2013, cuando se comienza a aplicar la escala que aumenta el número de años cotizados a tomar en consideración para el cálculo de la base reguladora a fijar y sobre la misma se aplican los oportunos porcentajes o tantos por ciento ( %) a tener en cuenta, partiendo del número de años cotizados; a mayor número de años cotizados, mayor porcentaje de pensión, llegando a no tener reducción de ningún tipo, si se tienen los 65 años de edad y el número máximo de años cotizados para obtener el cien por cien de la base.

Hemos oído hablar y escuchado que, recientemente, la Srª. Ministra, Dª. Fátima Báñez, ha propuesto que quienes tienen largas carreras o períodos de cotización, creo recordar más de 38 años cotizados, pueden elegir toda la vida laboral, para calcular su pensión de jubilación, tratando de suavizar la jubilación de aquellos trabajadores que son despedidos con una edad considerable y se tienen en consideración, concretamente, en el año actual - año 2018- , los últimos 21 años, cotizados; no olvidemos que en el año 2022, se tomarán los últimos 25 años y en el año 2027, la edad de jubilación ordinaria será a los 67 años.

La forma de suavizar el perjuicio que puedan sufrir los futuros pensionistas de jubilación a la hora de computar los períodos para el cálculo de la base reguladora de su pensión de jubilación que han estado en situación de paro con bajas cotizaciones a final de su vida laboral es que puedan elegir el período exigido para el cálculo de la base correspondiente a los años que tuvieron mejores cotizaciones.

Honestamente, creo que son declaraciones un poco apresuradas y que no son la solución a un problema que se arrastra desde antiguo.

Hay un hecho evidente, cual es que al ser mayor el número de años exigidos a tomar en consideración para el cálculo de la base reguladora de la prestación de jubilación, ésta en la mayoría de los casos será menor, al ser las bases de cotización de los primeros años del comienzo de la relación laboral más bajas.

Hay una serie de datos que no podemos ocultar, cuales son el efecto envejecimiento de la población, la falta de creación de empleo de calidad que lleva aparejada bajas bases de cotización, para así poder hacer frente al abono de las pensiones. No vamos por buen camino.

No quiero terminar estas líneas, pues, la materia es tan amplia que da pié para una tesis doctoral, sin hacer una breve alusión a la considerable pérdida del poder adquisitivo de los actuales pensionistas, cuya subida del 0,25% es muy inferior a una inflación del 1,1% del año pasado.

Presumiblemente, las pensiones tengan que financiarse vía presupuestos, con impuestos, nos guste o no.

Queridos lectores, no podemos ignorar la realidad que, todos sabemos, es muy cruda, y como siempre las consecuencias las sufren las clases sociales más desprotegidas; presumo que los políticos no sufren las consecuencias de las bajas pensiones.

Leía en nuestro diario La Opinión - El Correo de Zamora, que apenas medio centenar de personas acudieron a la manifestación a favor de la subida de las pensiones, créanme que me produjo tristeza, la prácticamente casi nula asistencia en una provincia como Zamora, próxima a los 50.000 jubilados, con pensiones mínimas, en su mayoría, al ser una provincia agrícola, sector donde las cotizaciones son muy bajas.

Seamos reivindicativos, queridos paisanos, porque a este paso la pobreza nos va a invadir.

Estamos en una provincia a pérdidas. Perdemos población, perdemos puestos de trabajo, perdemos industria, y no sigo, porque me puedo perder y no quisiera.

Desearles a todos, disfruten de su jubilación con salud.