El Sumo Creador dijo " no es bueno que el hombre esté solo, démosle una mujer " y así fue. Desde entonces es nuestra madre, esposa, y compañera en la vida con lo que supone de positivo y gratificante. Por ello es incomprensible la violencia desatada hacia las mismas; es entendible que cuando la convivencia no es llevadera se produzcan separaciones, divorcios, distanciamientos, pero sin más, sin necesidad de esa agresividad hacia las mujeres en forma de acoso, abusos de todo tipo, maltrato, desprecios, etc. hasta llegar a la propia muerte.

El hombre debe comprender que son nuestras compañeras de viaje, nuestro apoyo en muchas ocasiones, apoyo que también es mutuo y por ello merecen todo nuestro respeto que debe ser compartido para avanzar en la vida y llegar al final del camino en buena compañía y logros conseguidos, asimismo recordemos que también so nuestras hermanas, hijas en la vida. Que agradable resulta ver esas parejas de edad avanzada que aún caminan de la mano o del brazo, que se mantiene el amor, el respeto y el cariño iniciado en su día hace muchos años, algo que por cierto me produce una envidia terrible ya que desgraciadamente yo no podré disfrutarlo puesto que mi compañera de viaje, mi esposa, amiga y amante, madre de mis hijos nos dejó "en contra de su voluntad de forma imprevista" en febrero de 1999, a sus 52 años de edad y la herida por su desaparición aún sigue abierta, aunque vivirá para mí hasta mi propia despedida, nadie muere mientras se le recuerde y ame.

Por lo expuesto debemos acabar con esta lacra violenta y sin sentido, que no nos engañemos siempre ha existido, pero ahora resulta más detestable y absurda cuando la sociedad ha avanzado tanto, se han conseguido grandes mejoras en todos los aspectos, se supone que somos más responsables y de hecho nos volcamos en labores humanitarias. Por todo ello hay que terminar con esta situación que nos criminaliza y las instituciones deben volcarse en ello sin olvidar que el respeto y la educación se inicia desde la cuna.

Ángel Santamaría Castro