Las encuestas del fin de semana nos trajeron el sorpasso, con Cs, el partido de Albert Rivera adelantando al PP en intención de voto, mientras los de Rajoy prosiguen a la baja en todos los sondeos, el PSOE se estanca y Podemos se hunde. Era previsible el resultado pues el muestreo se llevó a cabo tras el triunfo de Cs en las elecciones catalanas, y con los nuevo centroderechistas en la cresta de la ola, como se señalaba aquí el otro día, y pisando fuerte mientras se van desmarcando de un PP al que ya contemplan como abatible aunque propicio para gobernar a su lado.

Es un sorpasso hipotético, prematuro en todo caso, muy adelantado al tiempo y a la realidad, y que solo puede tomarse como un resultado coyuntural y que puede diluirse con el paso del tiempo, muy variable por tanto muy variable, incluso en los dos sentidos, en menos o en más. Porque aunque el ambiente político y la tendencia parezcan llevar hacia un adelanto, mas pronto o más tarde, de los comicios generales, lo cierto es que falta aun mucho para el fin de la actual legislatura, dos años largos, y que el presidente del Ejecutivo y del PP, obsesionado con sobrevivir al menos hasta los ocho años de residencia en La Moncloa, para no ser menos que nadie, que quienes le precedieron, solo piensa en agotar, como sea, el tiempo marcado por la ley. Que lo consiga o no, es otra historia.

Miedo en la cúpula del PP, hay, y eso parece cada vez más evidente. Ya a Cs ni se le nombra por su denominación y alguien le denominó hace pocas fechas como el "Ce. Ese". Vale. Pero todo ello sirve para envalentonar a más a los de Rivera. Parece haber consignas de ahora mismo de marcar distancias con los populares, y aquí en Zamora acabamos de observarlo, con los ediles centristas del Ayuntamiento de la capital criticando duramente al grupo del PP y apoyando al equipo de gobierno. De hecho, se ha quedado solo el PP como oposición local, y su porvenir no puede presentarse menos halagüeño, dada la pobre labor que están llevando a cabo, con la demagogia y el resentimiento de la derrota electoral impulsando la mayoría de sus acciones. Allá cada cual.

Pero ni aunque, cuando sea, acertasen los actuales sondeos, ni aun así, tendría Cs el camino despejado para gobernar. Habría de pactar con el PP, lo más seguro, obviamente, pero también podría hacerlo con el PSOE, aunque sería que no, pues no pueda olvidarse que Rivera apoyó la investidura de Sánchez en su momento. Con los socialistas también formaría mayoría, de seguir los resultados de las consultas, y por supuesto igualmente con los populares, para formar un centro derecha que parece hoy día la opción que prefiere la mayoría del electorado. Mas quedarían aun muchos flecos pendientes: lo que ambos partidos hagan o no hagan de aquí a entonces, y lo que ofrezcan en sus programas.Y sus mismas campañas, con los debates televisados, que pueden ser decisivos. Rivera perdió fuerza antes porque no convenció en su presencia ante las cámaras. La ganadora en Cataluña, Inés Arrimadas, es hoy la lider más valorada. Hay plazo por delante para la fijación, la sedimentación y la madurez.