Vienen a decir desde Comisiones Obreras que la culpa de los problemas económicos de Zamora es de los empresarios. Por dos razones: Los acusan de no invertir y a la vez de no incrementar los salarios de manera generalizada.

De la segunda razón entienden que con mayor esfuerzo retributivo se lograría un mayor nivel de renta del conjunto de los trabajadores y, por ende, la mejora del consumo. Tienen razón, a mayor renta mayor consumo, a mayor consumo mayores ventas y beneficios y con ello más posibilidad de inversión. Además con mejores salarios y más empleo mayor atractivo de Zamora para retener y atraer población.

El razonamiento parece inatacable y la conclusión lógica. Lástima que se olviden de que para llegar a una conclusión válida se requiere partir de premisas válidas, no falaces o parciales. En este caso, que "los empresarios", o como sería mucho más correcto decir, cada empresario individualmente considerado, tenga la capacidad económica para poder hacer frente al pago de ese incremento de los salarios de sus trabajadores e, incluso, para mantener los actuales puestos de trabajo y salarios, además de las cotizaciones sociales y la multitud de tributos que le caen automáticamente a cualquiera que cometa la osadía de tratar de emprender.

¿Qué fue antes el huevo o la gallina? ¿Ha de invertir cada empresario aún más recursos de los que ya ha invertido, subiendo "generalizadamente" los salarios a la espera de que eso, al cabo de un tiempo, le permita recuperarlo vía beneficios o, por el contrario, ha de acumular primero un cierto volumen de beneficios con el que poder garantizar la continuidad de los empleos y las mejoras salariales?

Respecto de la primera acusación, decir que los empresarios no invierten es obviar que "los empresarios" (incluidos los autónomos) son los únicos que invierten o, al menos, que invierten lo suyo y lo que con riesgo -alto riesgo en momentos de crisis- piden a otros para invertir. Ya sabemos que las administraciones también invierten en muchos casos, gastan en otros y despilfarran en algunos, pero no sus recursos sino los nuestros; lo de empresarios y asalariados. Aquello que nos han detraído por vía fiscal y aquello que logran mediante endeudamiento y que con posterioridad nos detraerán por la misma vía fiscal. Es obviar también que cualquiera puede ser empresario y, casi todos lo seríamos, si tenemos la convicción de que emprendiendo vamos a obtener un mejor resultado económico y de calidad de vida que siendo asalariados, funcionarios público s o liberados sindicales.

Me temo, pues, que pese a su buena voluntad, yerran poniendo en la diana a los empresarios en lugar de hacer frente común con ellos para exigir que aquellos que gestionan el porcentaje mayoritario de nuestra renta, políticos en Zamora y, sobre todo, políticos fuera de Zamora, alteren sus prioridades y en lugar de hacerlo en exclusiva a Madrid, a Cataluña o a su propia preservación, dediquen al menos parte de su esfuerzo a cambiar la dinámica mortal de nuestra tierra.

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