Decían antaño los hombres del campo que año de nieves, año de bienes, o algo así. Pero aunque en España, pese al cambio climático ese en el que la izquierda está emperrada, sigue nevando, y si no que se lo pregunten a los que sufren los problemas que suelen producirse en cada invierno como el que ha surgido en el fin de semana pasado con muchos vehículos atrapados en la autovía AP-6.Pero también nos encontramos un año más con que en Zamora capital no nieva, una ventaja o desventaja del oeste y, desde luego, con que tampoco se cumple el refrán en cuanto a lo de los bienes.

No es cuestión de ponerse a revisar la hemeroteca, pero debe hacer como casi una década, más o menos que no se ve nieve en la ciudad de Zamora, al menos que haya llegado a cuajar. Todo lo más, la blancura helada de las cencelladas en alguna mañana de temperaturas bajo cero. Otra cosa bien distinta, por supuesto, ocurre en la provincia donde las nevadas nunca faltan a la cita invernal. Pero en la capital, los niños más pequeños no han disfrutado de tirarse bolas en el recreo del colegio, o hacer los clásicos muñecos de nieve, con una zanahoria por nariz. Verla, la han visto, haya sido en la montaña sanabresa o en alguna estación de esquí a la que les han llevado. Pero no es lo mismo, qué va, que contemplar la caída de los copos desde los cristales de la ventana y en el calor del hogar.

Todavía quedan meses de frío o sea que siempre resta la esperanza. Aunque solo sea por si acaso, por si lo de los bienes esos, que por estos lares no es que se prodiguen precisamente. La lotería, tanto la de navidad como la del Niño, pasó de largo, pero mucho, un año más. Claro que lo importante es tener salud y todo eso. Pero además de verdad. Por eso se maneja tan en serio el tópico que como todos los tópicos suele ser verdad y en este caso concreto lo es de modo rotundo. Ya saben que es más fácil que toque una enfermedad, cualquiera, que la lotería, con la que el único que gana de verdad es el Estado que se lleva unos 2.500 millones anuales por este concepto. Incluidos, por cierto, los 50 millones de euros aproximadamente que ingresa por premios no pagados, billetes, décimos o simples participaciones que por despiste, por extravío o por lo que sea, no se presentan al cobro. Un montante importante y que c curiosamente va en aumento durante los últimos tiempos.

De otros bienes, de los del trabajo, tampoco cabe esperar demasiado, dado el panorama que se presenta, pues el año pasado no participó Zamora de ese incremento que se experimentó en cuanto a creación de empleo, ni siquiera en precario como es en la mayoría de los casos y situaciones, por lo que el paro en la provincia y en toda la región castellano-leonesa sigue siendo un problema que no se resuelve y que propicia la continuación del éxodo masivo hacia otros países o zonas industrializadas y la continua sangría de la despoblación. Zamora 10 lo acaba de denunciar. A lo que hay que añadir, como siempre desde que comenzó la crisis, la pérdida del poder adquisitivo y la capacidad de compra de grandes masas sociales, con muchos impuestos, y salarios que suben por bajo del IPC. A ver si llegan las nieves.