Y los jabalíes, que ya empiezan a entender la vida como nosotros, se dijeron a sí mismos: "Vamos a celebrar la Navidad como Dios manda; qué es eso de andar por ahí hozando sin saber lo que te vas a encontrar; hay que tirar a lo seguro". Oiga, dicho y hecho: se metieron -así se ha dicho- en la Azucarera de Toro (bien sabían ellos dónde iban), y, hala, a rustrir remolacha como si no hubiera un mañana. Nada nuevo. Tampoco conviene alarmarse mucho. Es lo mismo que hacen habitualmente, y cada vez más, en los maizales, en las viñas, en las huertas y allá donde saben que encuentran comida fija y a buen precio, o sea un menú largo y estrecho y a cuenta de otros, como si tuvieran una tarjeta black, pertenecieran al consejo directivo de alguna de las extintas cajas de ahorros o vinieran a presentar una gala en Zamora.

Sin embargo, esta vez fue distinto. Se metieron -así se ha dicho- en una gran empresa, que es muy diferente a zampar en la tierra del tío Experidión, y los fotografiaron. Los jabalíes han avanzado mucho, hasta tienen registrada una plataforma de defensa animal, pero todavía no dominan Internet ni las redes sociales ni Facebook ni esos progresos. Y, claro, no contaban con que el daguerrotipo (me gusta escribir esta vieja palabra) de la azucarera iba a dar la vuelta al mundo y podía traerles complicaciones. Y eso que un portavoz de la empresa se ha apresurado a decir que allí no hubo jabalíes y que la foto está hecha en otro lugar. Me cuentan -y así lo cuento- que la instantánea la tiró un camionero de una provincia vecina tras descargar remolacha. Se la pasó a un miembro de la UPA y este sindicato agrario la difundió. La Azucarera lo desmiente. Me temo que nunca sabremos toda la verdad. Es una palabra contra otra, aunque la imagen está clara: varios jabalíes dándose un atracón en un montón de raíz que parece muy grande y extenso para ser de un agricultor.

Lo interesante del daguerrotipo citado es que ha puesto sobre la mesa un problema que, en las ciudades, no ven como problema: el aumento desmesurado y peligroso de la fauna salvaje, en este caso de los jabalíes. En los pueblos sí hay conciencia del lío. Los perjuicios económicos empiezan a ser muy altos: cosechas destruidas, viñedos arrasados, plantaciones de árboles secas, huertos donde se ven más hozaduras que terrones? Labradores y vecinos se quejan, pero que si quieres arroz Catalina. Una manada de estos bichos puede hacerte perder miles de euros y mucha paciencia y energía, pero si matas uno sin permiso, puedes perder hasta la libertad y el buen nombre; aparecerás en las redes sociales como un asesino o algo peor.

¿Y las batidas autorizadas por la Junta? Se dan, claro que se dan, pero me cuentan que la concesión se eterniza, que el papeleo es agobiante y que, cuando llega el permiso, los jabalíes ya se han ido a descansar a Benidorm, como ven hacer a los jubilados del pueblo. Otras veces, cuando te dan la autorización, ya solo puedes cazar a los nietos de los que te hacían el daño; han pasado, como mínimo, dos generaciones. Y me cuentan también que, según datos oficiales, el año pasado se mataron en Zamora 8.000 (sí, han leído bien, ocho mil) jabalíes. Súmenle los de furtivos, no contabilizados, etc y calculen la gravedad del problema. Pero como es cosa de los de los pueblos y de los campesinos, pues así seguimos El día que los jabalíes entren en los pisos de las ciudades, abran el frigo y se sirvan a su gusto, otro gallo cantará.

La proliferación de jabalíes, lobos y demás animales salvajes tiene mucho que ver con la pérdida de población, ratificada, una vez más, en el último censo. Se va la gente y ocupan su puesto los bichos. Por eso está muy bien traído lo de pagar más de 14.500 euros a Bertín Osborne por presentar una gala sobre Talento y Emprendedores. Su presencia y repercusión tendrán un gran retorno para la provincia, ha dicho el popular (PP) Pablo Rubio Pernía (PRP), diputado de Empleo y Desarrollo Económico, vicepresidente de la Comisión de Turismo, Promoción del Territorio, Trasparencia y Bue Gobierno, Desarrollo Económico y Empleo y representante del PP en Consorcio de Prevención y Extinción de Incendios, además de concejal en Santa Cristina de la Polvorosa. Sí señor, uno paga a don Bertín por dos horas más del triple que a los tres talentos emprendedores premiados juntos y así se ponen las bases para el progreso y la industrialización de Zamora. ¡Anda que no se ha notado ya! Lo que pasa es que tardan tanto en dar los permisos que todavía no se ven las fábricas ni los resultados.

¡Bertín y Próspero 2018! Y, ya saben, pongan un jabalí en su vida. No me sean carcas.