Que con todo lo que España y los españoles tienen encima: independentismo catalán, amenazas islamistas, paro, desigualdad e injusticia social, el PSOE por medio de su secretario general Pedro Sánchez se dedique ahora a querer reformar la ley de la memoria histórica del nefasto Zapatero, viene a dar la medida de lo que cabe esperar, en un próximo futuro, de los socialistas y de su reafirmado líder, que lleva a sus espaldas la carga de haber conseguido el récord histórico de ser el menos votado de cuantos candidatos han sido propuestos, a lo largo del tiempo, por su partido para unas elecciones generales. De retorno al puesto, por votación de las bases, una vez defenestrado por la dirigencia del PSOE hace poco más de un año, Sánchez, que ya dio síntomas de ello con anterioridad, ha apostado por entero por ser el continuador de Zapatero en su izquierdismo radical y sin matices o solo con matices oportunistas, muy lejos de la linea socialdemócrata que sostuvieron en su tiempo Felipe González y Alfonso Guerra y con la que tan bien le fue al país durante 14 años. O sea, que ya se sabe lo que espera a los españoles en caso de que algún día llegue a Moncloa.

Como un prólogo más, pues no es el único, ni mucho menos, y justo cuando ha vuelto a enfrentarse a los barones del PSOE -y ya debiera saber con quien se juega los cuartos - por su apoyo al peculiar Iceta respecto a que Cataluña siga siendo la gran beneficiada del reparto autonómico, Sánchez ha sido protagonista de un acto en Valencia, celebrado ante las tapias de un cementerio en las cuales, al parecer, hubo más de 2.000 fusilados por el franquismo, para presentar su proyecto de ley, ya en el Congreso, que no solo modifica sino que a su entender mejora una norma discutida, polémica, que mas que para otra cosa ha servido hasta la fecha para reabrir viejas heridas, para hacer aflorar resentimientos, rencores y odios entre las dos Españas eternamente enfrentadas, todo ello sazonado de critica al Gobierno al que acusa de no facilitar medios económicos - a lo que estamos siempre - para hacer realidad la ley. Por supuesto, quiere el PSOE de Sánchez que los restos de Franco y Jose Antonio sean sacados del Valle de los Caídos que quedaría convertido en una especie de centro de la memoria histórica, y pretende igualmente crear un censo nacional de víctimas, entre otras varias cosas.

En ese censo tendrían que estar todas las víctimas, los del bando ganador y los del bando perdedor, se supone, pues lo mismo que el acto se hizo en Valencia pudo hacerse en otros muchos sitios regados por la sangre de unos y otros en las trincheras o ante los pelotones de fusilamiento. Pero de lo que se trata es de arañar, de recuperar votos, queriendo satisfacer el sectarismo de los sucesores de todos quienes tuvieron la inmensa desgracia de tener que hacer la guerra, de verse envueltos en ella, de sufrirla, unos antes y otros después. Todo el espíritu de concordia que presidió la transición y que hizo de España un país libre, democrático y moderno, se perdió con Zapatero, y ahora llega Sánchez, parece, para rematar la faena. Pues o se alía con Podemos o no lo van a conseguir.