Menos guapos, nos han llamado de todo. Sí, los inmovilistas en el secesionismo nos han insultado hasta hartarse a los españolitos de a pie, a los que no somos nada ni representamos a nadie. A los que no hemos hecho otra cosa, después de tantos años de afrentas sin contestar, que dejar de comprar productos catalanes por decoro y como respuesta a tanta barbaridad como se ha dicho de nosotros y, por supuesto, del Gobierno de España, de las Fuerzas Armadas, de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, de la bandera y de la Constitución que unos cuantos han vuelto a quemar una vez iniciada la campaña electoral que puede llevar la auténtica libertad a Cataluña, hasta ahora amordazada por los independentistas.

TV3, la televisión pública catalana, va a dar la campanada esta Nochevieja. Para la retransmisión de las doce campanadas ha elegido al presentador Quim Masferrer, muy conocido en su casa a la hora de comer o como mucho en el ámbito de Cataluña. La cosa no tendría la menor importancia si no fuera porque a este tipo le persigue la polémica en función de su lengua bífida. Las teles tienen que ser más escrupulosas con sus presentadores y saber a quienes ponen al frente de tal o cual programa y de tal o cual retransmisión. No podemos dejar que la telebasura y quienes la fomentan se imponga de la forma que lo está haciendo. Es vergonzoso.

No entro ni salgo en si este Masferrer es buen o mal presentador. Allá él, sus seguidores y los responsables de la cadena. En lo que sí entro es en lo equivocado de la elección dada su afinidad con el independentismo catalán y porque en un acto de la ANC, ese invento para asegurar la subvención que preside uno de los Jordis, este tipo nos llamó "cabrones de mierda" a los españoles, es decir a usted, a mí y a todos los demás que no les hemos hecho nada. En esa misma intervención se despachó a gusto. Entre otras lindezas dijo de todos nosotros que somos "una panda de mangantes sarnosos" y tras despacharse a tope nos espetó un "id a cagar". Pero si el caganer es un invento catalán. Si hacen el ridículo hasta en el portal de Belén donde han quedado siempre con el culo al aire y la "merda" a flor de ano. No entiendo a esta gente.

Por qué ese afán de insultarnos. Por qué ese afán de ejercerse en la ofensa gratuita. No se dan cuenta que quedan a la altura del betún. Donde está el "seny" catalán, dónde está el señorío catalán, esta gente de ahora tiene un pelaje áspero, rasposo de verdad y sucio, muy sucio. Toda la vida admirando a quienes eran unos ídolos de barro, unos caganers. Cuanto tiempo perdido. Y eso no se recupera ya. Los insultos están ahí, sólo que a diferencia de lo de ellos, a nosotros, a los españoles que ellos consideran "mangantes, sarnosos y cabrones", por mucho que nos hieran no llegan a hacernos la herida, ni siquiera un raspón que precise betadine.