Los conservadores españoles se caracterizan porque conservan poco. Salvo loables excepciones, su interés suele estar más bien en conservar las diferencias del sistema de clases, sin que achiquen. En cambio rara vez lideran la conservación del patrimonio histórico-artístico, las lenguas de España, las tradiciones ancestrales, la naturaleza, la fauna o el medio ambiente. En cuanto a la historia, cuya conservación empieza siempre por el conocimiento, su interés suele centrarse en el repertorio de hechos o hazañas en formato kitsch que engarza la línea de fuerza más absolutista de la historia patria. Rajoy no es un conservador en estado puro, pero todo se pega, y por eso no es raro su olvido de las Cortes de León de 1188 al asignar a Inglaterra, ante Theresa May, la cuna del parlamentarismo. Ser buen patriota lleva bastante tiempo y alguna lectura. Debería ir a León a quitarse la mancha.