Si los constitucionalistas sumaran en Cataluña, y Sánchez impidiera conformar esa mayoría de Gobierno, se trataría de una grave irresponsabilidad con elevados costes para el PSOE en el resto de España. Es innegable que este veto, de Sánchez a Arrimadas, en los inicios de la campaña, coloca a los socialistas en una ambigüedad calculada que acrecienta el desconcierto interno y no contribuye a clarificar la toma de decisión de los votantes.

Pedro Sánchez, que en fechas próximas pasadas mostró altura de visón de Estado apoyando la aplicación del artículo 155, vuelve a la obsesión de la equidistancia y a primar los intereses tácticos de su partido. Facilitar un gobierno constitucional en Cataluña es una responsabilidad histórica que los socialistas no pueden eludir.

Jesús Martínez Madrid