Se dispararon el lunes, víspera del inicio de la atípica campaña electoral ayer iniciada con candidatos huidos o en la cárcel, los acontecimientos y las noticias relacionadas con la situación en Cataluña, que se iniciaron con la decisión del Tribunal Supremo de dejar en libertad provisional bajo fianza a seis de los consejeros encarcelados pero mantener en prisión, por una serie de razones muy fundamentadas - como su pasada incitación a la violencia y su propensión a mantenerse en una actitud proclive a la ilegalidad y el delito pese a su supuesto acatamiento al 155 - a Junqueras, el líder de Ezquerra Republicana, al cesado ex consejero de Interior, Forn, y a los dos Jordis, cabecillas de las asociaciones civiles que cooperaron activamente en la rebelión. El fiscal no recurrirá las medidas del juez Llarena pero en cuanto a los que siguen en la cárcel es más que previsible que apelen.

Mientras eso sucedía en Madrid, en Bruselas el prófugo Puigdemont y sus cuatro compinches del Govern huidos en la noche en que el Gobierno intervino, tras mucho dudarlo, aquella región, comparecían de nuevo ante el magistrado belga que se ha hecho cargo de la petición de extradición a España firmada desde la Audiencia Nacional. Parece que esta vez podía haber una decisión final, pero tampoco, pues resulta que la justicia belga quiere pensar aun más, hasta el próximo día 14, si acoge al ex president de la Generalitat atendiendo a los motivos políticos que esgrimen sus abogados o si lo manda para casa. Va a ser que no, pues ya se sabe como es esta Europa rancia y caduca que se las sigue dando de moderna y eterna valedora de todos los derechos pero a la que en realidad se la dan con queso, todos, y siempre, o en demasiadas ocasiones. En cualquier caso, incluso si deciden en contra, pasará tiempo hasta su vuelta si es que vuelve, y el día de las elecciones no estará presente, maldita la falta que hace, aunque la mayoría de los españoles estén deseando verle pero entre rejas.

Y la jornada del inicio de la semana del puente, culminó respecto a Cataluña, con la esperada encuesta del< CIS, dada la inmediatez de los comicios. Y si bien cierto es que estos sondeos oficiosos no resulten muy creíbles, dado que antes de darse a conocer suelen ser previamente pulidos, el hecho es que el Centro de Investigaciones Sociológicas rompe con todas las tendencias del resto de las encuestas y da ganadores, en votos y escaños, a los partidos constitucionalistas: PP, PSC, y C´s, siendo este último el que ganaría las elecciones, seguido muy de cerca por Ezquerra, los de Puigdemont y los socialistas catalanes. Seria una mayoría muy justa, obligada a pactos, pero suficiente para arrancar, cambiar el chip y dar una pausa, que no olvidar, a la pesadilla separatista, mientras sus cabecillas son juzgados por los graves delitos que se les imputan. Mejor perspectiva, en definitiva, si se confirmase, que todo es posible, dependiendo en gran parte de la participación el 21-D. Y a expensas de un PSOE poco fiable, con Sánchez e Iceta de acuerdo en facilitar más dinero a Cataluña y que lo mismo pudieran aliarse con unos que con otros. Hay que esperar, en cualquier caso, que los secesionistas aprendan la lección.