Ya sé que todo esto es una americanada pero ¿qué quieren? me pueden los descuentos y las rebajas vengan de donde vengan, así que el viernes no dudé en darme de empujones y codazos en un par de tiendas para aprovechar esto del Black Friday que hemos interiorizado como si fuera nuestro de toda la vida. Eso sí, para el año que viene me informaré bien porque no sé si el Black Friday es el día de mayores descuentos antes de nuestras Rebajas de enero de toda la vida, o si he hecho el canelo y otros de los días de promociones que nos invaden son más rentables, máxime teniendo en cuenta que se anuncian descuentos hasta de venta de pisos y operaciones de cirugía estética.

A ver. Además del Black Friday del viernes pasado, mañana lunes se celebra el Cyber Monday, que por lo visto viene a ser lo mismo pero en compras online. Luego están el Blue Friday y el Colour Days y el Black Week y el Cyber Week... Y no sé si alguna jornada más con nombre extranjero para instarnos a gastar. Pero no, no queda aquí la cosa. También tenemos el Blue Monday, que, pese a lo que pueda parecer, no nos anima a comprar sino que se refiere al día más triste del año porque es lunes, es enero, y encima se supone que ya nos hemos gastado todo el dinero en las otras citas comerciales. Aprovechando la moda de nombrar días especiales con colores y en inglés, entidades sociales se han inventado el Giving Tuesday instando a los ciudadanos el próximo martes a colaborar en acciones solidarias, una iniciativa que también viene de Estados Unidos y que igualmente hemos acogido sin reservas. No hay más que ver el entusiasmo con que celebramos Halloween y bebemos Coca-Cola. No le hacemos ascos a nada. Incorporamos lo que llega de fuera pero, eso sí, mantenemos lo nuestro. Mandamos a los críos a pedir caramelos disfrazados de fantasmas y al día siguiente visitamos a nuestros muertos en el cementerio cargados de flores. En Navidad ponemos el árbol pero también el belén. Trae juguetes Papá Noel y luego los Reyes Magos. Compramos en el Black Friday y en las Rebajas. Nos vamos de Semana Blanca y de Semana Santa y, visto lo visto, acabaremos celebrando eso tan americano de Acción de Gracias -cuya cena, por cierto, ya han organizado este año un par de restaurantes en mi pueblo- pero seguiremos festejando con menús especiales Navidad y Noche Buena y Año Nuevo y Reyes y todo lo que se nos ocurra. Que, a celebrar, no hay quien nos gane y, a gastar, parece ser que tampoco.