Se le cae a uno el alma a los pies cuando contempla en la televisión la impresionante torre que se ve en la pantalla antes de divisar el conjunto de Barcelona. ¿Cómo pudo ocurrir? Parece mentira que los organismos internacionales involucrados en el asunto de la salud, dejaran de lado esa atrayente torre barcelonesa y se inclinaran por la capital de Holanda cuyos preparativos no estaban tan adelantados. ¿Cómo pudo ocurrir? Pues para la exclusión de Barcelona se han inventado explicaciones muy numerosas, aunque en casi todas se reducen a dos las causas elegidas para explicar lo que ocurrió.

Se centran en los dos extremos de los implicados en el espinoso asunto de la propuesta independencia catalana, que no llegó a ninguna parte. La generalidad de observadores culpan a quienes proyectaron (y hasta formularon) la solución para la independencia, llevando a cabo las elecciones del 27 de octubre, anuladas de antemano por el Tribunal Constitucional, que consideró todo el proceso una postura negativa con relación a la Constitución Española de 1978. Esta opinión, que culpa a los independentistas, está muy aceptada por casi todos los que se ocupan del asunto. Y creo que tienen razón: es tan aventurado querer independiente a una parte de un país miembro del Mercado Común, aunque esa parte sea tan importante como Cataluña para España, que no puede aceptarse por personas que trabajan con el sentido común. Pero eso, tan aventurado, se ve algo posible desde fuera, incluso en contra de la opinión manifestada por las altas autoridades de la Comunidad Europea, que, sin duda alguna, ven la independencia de Cataluña inadmisible por contraria a la Constitución Española, Norma obligatoria en nuestro país, al que pertenece (y seguirá perteneciendo) Cataluña.

Por el contrario, todos los defensores del independentismo de Cataluña, bastantes de manera manifiesta, culpan de la mala suerte de Barcelona en el asunto de la Sanidad al Gobierno del Estado Español, por haber participado en el entramado sucedido en toda Cataluña, a raíz del inicio del proceso independentista. El asunto del independentismo de la región catalana envolvió al Gobierno Español en una lucha tan viva que se ha considerado como un verdadero problema de ámbito internacional. Aunque el Gobierno Español ha considerado el asunto como algo interior (dentro de España) los independentistas han querido llevarlo al ámbito internacional, hasta el punto de que el mismo expresidente de Cataluña se ha asentado en otro país ajeno a España, y se ha dedicado a rebajar y hasta insultar a nuestro país de forma totalmente inaceptable. Es clara, por tanto la postura independentista que culpa al Gobierno Español de la negativa a declarar a Barcelona sede de la Agencia Internacional del Medicamento. Y, puestos a individualizar culpables, dirigen sus dardos contra el presidente del Gobierno Español, don Mariano Rajoy, como principal culpable del desaguisado. (Considerando estas cosas, me alegro mucho de ser un "don nadie". Esto imposibilita que se fijen en mí como culpable, en esta multiplicación individualista de la culpabilidad, por no haber votado en modo alguno a favor de la independencia de Cataluña). Lo del paréntesis es broma, ya se entiende.

Hay quien culpa de lo ocurrido en este asunto de la Agencia para los Medicamentos a toda la sociedad catalana. La inestabilidad y falta de seguridad que se ve en Cataluña impide que extranjeros con intereses importantes quieran arriesgarlos en el peligro de Cataluña. En tal sentido, a mí me ha extrañado no haber leído o visto en la atribución de culpabilidad, de un modo contundente, a las cerca de dos mil empresas que se han ido de Cataluña a otras regiones de la misma España. Creo que, puestos a encontrar culpables, todas estas empresas que han emigrado de Cataluña, fijando su sede en otras regiones, ajenas al problema del independentismo, pueden ser culpables del miedo de otras muchas empresas; y en consecuencia de las pérdidas que ha sufrido Cataluña con la negativa de la Agencia de los Medicamentos: Se contabilizan las pérdidas en esta breve nota: 900 empleados de plantilla; 36.000 visitantes al año; 1.600 empresas que no vendrán a Cataluña y se irán a Holanda; 5.000 euros al mes que suponen los sueldos de la plantilla estimada y -casi para asustarse- 340 millones que se estima en el presupuesto de la Agencia para sus gastos de cada año. ¿Quién será el culpable de que Cataluña haya sufrido esas pérdidas? Una cosa es segura: éste es el primes revés significativo que se sigue del fallido intento catalán a favor del pretendido independentismo.