La lectura de la entrevista realizada a Dolores Pérez, directora de la Oficina Nacional Israelí de Turismo en España, por el periodista José María Sadia, que figura en el periódico La Opinión- El Correo de Zamora (pág. 10), con fecha 24 de octubre de 2017, despierta nuestra admiración, al describir un país, Israel, en el que todo es maravilloso: la sociedad, la cultura, el arte, la gastronomía, etc., etc. Más que de un país parece que hablara propiamente del Paraíso Terrenal, de una Arcadia particular, de un locus amoenus, donde los ciudadanos viven felices, casi en éxtasis, orgullosos de la creación de los 70 años de su Estado. Y no es extraño, puesto que en dicha entrevista se comprueba que la entrevistada busca vender viajes turísticos a este territorio, pues ella misma declara: "Somos la representación del Ministerio de Turismo de Israel en España y en Portugal y el objetivo consiste en acercar los atractivos del país a las agencias de viajes y a los profesionales del sector".

Hasta aquí nada que objetar, pues el lector entiende perfectamente que cuando lo que se pretende es hacer ventas hay que ensalzar el objeto que se desea vender.

Pero me van a permitir exponer unos cuantos detalles de Israel que no aparecen en dicha entrevista; es la otra cara de la moneda. Sobre todo, porque los potenciales turistas, si llegaran a realizar el viaje, podrían sentirse estafados por no haberles contado toda la verdad sobre ese Estado. Para empezar, podríamos mencionar que el Estado de Israel se formó sobre la destrucción de varios pueblos palestinos con sus habitantes dormidos. Los sionistas querían dar ejemplo. Que el miedo cundiera entre los habitantes de otras poblaciones, y fue así como comenzó el éxodo de los palestinos, para establecerse en campos de refugiados de los países limítrofes, huyendo de una muerte segura. Soy consciente de que puede parecer exagerado; por ello, les aconsejo la lectura de Ilan Pappé La limpieza étnica de Palestina. Ilan Pappé es un historiador israelí, que narra con el rigor propio de su profesión todos esos hechos que caracterizan el Estado sionista.

El posible viajero se va a encontrar también con un muro que mantiene a los palestinos segregados y aislados, incluso de sus tierras de labor, tierras que no podrán labrar por tener prohibido el paso. No en vano se habla del apartheid más largo de la Historia. Además, los territorios y propiedades de los palestinos desde tiempos inmemoriales les son entregados a los inmigrantes de religión judía, provenientes de distintos países del mundo, y así, el Estado ha ido poblando las áreas que el Gobierno mismo había ido despoblando debido a la expulsión o matanza de los palestinos, como se ha dicho previamente.

Podríamos seguir enumerando "perlas" de este tipo, aunque a veces el pudor nos lo impide. No obstante, haré referencia a alguna más porque son muy ilustrativas. Estos pueblos donde viven los palestinos aislados por el muro, a la salida se encuentran con un punto de vigilancia, los llamados check points, controlados por soldados que cumplen órdenes, y también dejan traslucir sus caprichos y estados de ánimo, de tal manera que las mujeres que van a dar a luz a los hospitales, por ejemplo, si el soldado tiene mal día, no le permite salir y puede morir allí mismo tanto el niño como la madre; o también enfermos del corazón, cuya asistencia médica y rápida es elemental como todo el mundo sabe para poder salvar la vida. Por último, un caso dramático a todas luces, se mire por donde se mire, es el del encarcelamiento de niños de corta edad, de ocho años, diez, etc.

Por eso creemos que sería bueno que el viajero interesado por esta zona del mundo sepa la verdad de todo lo que se puede encontrar en Israel, no solo las maravillas descritas por Dolores Pérez, pues puede haber ciudadanos sensibles con el sufrimiento ajeno y sentirse engañado al comprobar que en Israel no se practican los más mínimos derechos humanos con los palestinos.