Hasta no hace muchos años, solo contaban con suministro de gas natural Madrid y Barcelona. Los demás, con energía eléctrica o butano. Aunque la implantación del gas prácticamente se ha generalizado, todavía es necesaria la bombona de butano para muchos hogares y establecimientos. Casi ha desaparecido la tradicional naranja, sustituida por la más liviana y estética de aluminio, pero la función es la misma. Y las peripecias. Porque estaba convencido de que una bombona de butano tenía una vida corta, por tanto traqueteo del camión al consumidor y de este otra vez al camión, y una localización geográfica perfectamente delimitada. Pero no es así: una bombona de butano tiene una vida media de muchos años, pues pasa inspecciones periódicas que confirman su vigencia; y, lo más importante, las bombonas de butano tienen alta movilidad geográfica, hoy están en Tortosa y en tres meses en Talavera de la Reina. Depende, según me cuentan los expertos, de la planta en la que se suministre el butano y de la agencia de distribución que reparta una bombona concreta. O sea, que una bombona de butano puede nacer gallega, convertirse en asturiana, recorrer Andalucía, permanecer en Cataluña una temporada y pasearse un rato por Madrid, y todo en el mismo año. Las más viajeras son las de los campings, que se suben en una autocaravana y vaya usted a saber dónde se entrega cuando deja de tener gas. Algún lector pensará que este es un artículo desperdiciado. Sin embargo, la historia de las bombonas de butano y sus periplos me ha llenado de preocupación soberanista. ¿Cómo se va a poder garantizar a los catalanes, en caso de independencia, un suministro de gas en bombona netamente catalán? ¿Es aceptable que después de la DUI se consienta que una bombona procedente de Úbeda, con una breve estancia en Calatayud, acabe en una casa o en un bar de Vic? Desde luego que no, y la señora Forcadell debería hacer lo que todavía pueda para tratar el asunto y legislar sobre ello. Es más, Puigdemont ya tendría que haber colocado la bombona de butano en su lista de agravios ante Junckers. "España es un país poco democrático pues permite un deambular incesante de bombonas de butano carentes de identidad autonómica". ¡Hasta ahí podíamos llegar, don Mariano!