Comenzó el siglo XX en Zamora con algunos signos de progreso. En 1906 se establecía la red telefónica en la ciudad con lo que llegaba el más moderno de los inventos técnicos de aquel tiempo. Pocos años antes de iniciarse el siglo XX, se establecía el alumbrado público con luz eléctrica, festejándose la inauguración con verbenas y celebraciones diversas por la desaparición de los deficientes faroles, candiles y lamparillas.

Comenzaba el siglo embelleciéndose la ciudad con el embellecimiento del paseo de Valorio, donde se instaló la magnífica "glorieta" y fuentes ornamentales. En el Paseo de Tordesillas, hoy Avenida Requejo, se instalaba la Puerta del Pescado, una obra monumental que, desde entonces ha pasado por diversos emplazamientos; al día de hoy se encuentra en la glorieta frente al Cementerio de San Atilano.

También se remodelaba a comienzos del siglo XX el Paseo de San Martín, con su templete, cuya conocida zona urbana ha sufrido posteriormente nuevas modificaciones.

Don Eduardo Calmarino restauró el Teatro Principal, donde el pintor catalán Antonio Bielsa se encargó del decorado de la techumbre con alegorías de las artes escénicas. Curiosamente, en aquel tiempo, se estableció el Teatro Ayala, que estuvo en el Horno de San Gil (hoy Diego de Ordax). En este aspecto cultural, hubo también el Salón Viriato de la Sociedad de Declamación y Baile, en la Plaza de San Ildefonso, donde se introdujeron modernos organillos.

El que hoy es ya Antiguo Palacio de la Diputación Provincial, se construía a finales del siglo XIX donde había sido la Casa de los Campomanes. Destaca el Salón de Actos que decoró Ramón Padró, y que se pueden admirar todavía los magníficos óleos realizados.

Se fundaron modernos cafés, el Suizo, en Santa Clara, el Café Español, en la Casa de las Panaderas (hoy Nuevo Ayuntamiento); el Café París, luego Lisboa, donde se servían los ricos helados "arlequín". El Parador del Peso, en la Plaza del Fresco (hoy Mariano Benlliure), lugar de cita de los viajantes catalanes, representantes de comercio que traían los más selecto de la moda para proveer al comercio zamorano.

En el año 1903, el Regimiento Toledo 35 venía sustituir al de San Marcial 44 que hasta entonces estuvo de guarnición en el viejo cuartel situado en la Plaza del Palomar Grande, más conocida como Plaza del Cuartel Viejo.

El Puente de Hierro sobre el río Duero, inaugurado en 1901, fue construido por la Sociedad Metalúrgica Duro Felguera. En 1905 se restauró el Puente de Piedra, desmontándose sus torres con lo que se perdía su aspecto arquitectónico que le daba tanto protagonismo.

Comienzan a desaparecer tramos de la muralla, sobre la que se construían modernos edificios. Las emblemáticas puertas de Santa Clara, San Torcuato, Santa Ana, La Feria, San Pablo, Puerta Nueva, fueron derribadas con pretextos de obtener mejor ventilación de las calles, mejorar la accesibilidad, el, urbanismo.. Lo cierto es que hoy añoramos aquellos restos monumentales que daban personalidad a nuestra Zamora Románica.