Llámenme miedoso, o prudente, o simplemente cínico, pero creo que ha llegado el momento de determinar qué actitudes están permitidas y para quién, aunque sólo sea para poder cumplir como un ciudadano ejemplar.

Supongamos que me siento solo, y que me gustaría encontrar pareja, o un simple encuentro sexual con alguien a quien también le apeteciera. Supongamos, porque es así, que soy un hombre y soy heterosexual. Supongamos también que acudir a la prostitución me parece repugnante y no me gustan las redes sociales ni las páginas de contactos. A lo mejor he creado un perfil muy raro, pero creo que de momento es tolerable, ¿no?

¿Qué es lo que me está permitido?

1.- ¿Puedo mirar a las chicas por la calle, evaluando si me gustan o no, o eso es acoso y una guarrería machista?

2.- ¿Puedo acercarme a una mujer en un bar y preguntarle si quiere tomar una copa conmigo, o la estoy acosando?

3- ¿Puedo preguntarle a una compañera de trabajo si le apetece venirse de fin de semana conmigo? ¿Y si soy su jefe? ¿No entenderá, porque sí, que si se niega va a sufrir represalias? Ni de coña haría yo eso, ¿pero qué le impide a ella pensarlo?

4.- ¿Puedo escribirle una carta o un email a una vieja amiga, diciéndole que siempre me gustó? ¿O corro el riesgo de que vaya con la carta a la fiscalía?

5.- ¿Puedo guiñarle un ojo a una mujer que me mira en la cola del cine, o soy un cerdo? ¿Y si le sugiero que nos sentemos juntos?

6.- Si después de una noche de fiesta, una chica acepta venirse conmigo a casa, ¿tengo que pedirle que me firme algo para evitar riesgos? ¿O basta con que diga qué le parece la última copa en mi salón, como toda la vida?

7.- Si se produce una situación de proximidad, por ejemplo bailando, ¿puedo atreverme a besarla yo primero o me la estoy jugando?

Quizás sean demasiadas preguntas para algo tan normal, ¿no les parece? Pero a esto hemos llegado: A una situación en la que, si se dan cuenta, ya no parece que bromee cuando las hago.

Y no bromeo.

Porque luego dicen que el principal problema de nuestra sociedad, y el que más suicidios ocasiona, es la soledad, pero nos olvidamos con demasiada facilidad de la gente que la fomenta.