a Dña. Pilar y D. Carlos, del Café Teatro; personas sobradas de bonhomía.

Todos; sin excepción, pues siempre deseamos, de los demás, lo mejor para nosotros mismos; buscamos, el mejor comportamiento de quiénes se relacionan con nosotros, bien de una manera obligada, sin poder de elección, normalmente, como pueden ser quiénes debieran colaborar laboralmente, de quiénes comparten apellidos, comuneros de los edificios de viviendas, etc; o bien, de quiénes sí, de alguna manera, elegimos, o nos comunicamos, de forma más o menos voluntaria, como pueden ser los saludados, los conocidos, los supuestos amigos, los dependientes de los establecimientos mercantiles, los correligionarios de cualesquiera organizaciones cuya adscripción no sea obligatoria, etc.

La convivencia a la que nos vemos sometidos; pues, es imposible vivir en una urna de cristal, en una torre de marfil, en llevar en estos tiempos una vida de anacoreta; nos debiera hacer reflexionar, observar, leer y sacar conclusiones sobre el proceder propio y de los demás, al objeto de adoptar las modificaciones pertinentes en el comportamiento que lo mejore, que al menos sea "normal", para respetar la dignidad de los demás, para aportarles con plenitud lo que profesionalmente nos demandan; para apoyar con respeto y sin fisuras a la familia, especialmente cuando alguno de sus miembros nos necesite; para adelantarnos, si es posible, a lo que precisen quiénes merezcan, por sus hechos, nuestra amistad; para dar de sí todas nuestras potencialidades a la sociedad de la que formamos parte, etc, etc., etc.

De proceder de esta manera tendríamos un mundo, una comunidad, un vecindario, unos compatriotas, unos trabajadores, unos amigos, más felices, más solidarios, más comprometidos, más responsables, más justos, más participativos, más serios, etc., consiguiendo una sociedad más desarrollada social y económicamente, menos desigual, con la mayor parte de sus recursos humanos y materiales plenamente aprovechados en beneficio de todos, y culturalmente hablando; es decir, un mundo un poco más feliz, a cuya consecución todos debemos poner nuestros conocimientos, esfuerzos y empeños.

En buena medida, la bonhomía; entendida como " afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento´", según el diccionario de la R.A.E.; de todos posibilitará que para la presente generación, como para las venideraas, el mundo sea más habitable, más comunicativo, más justo, más respetuoso, más esforzado, más productivo, más eficiente, más llevadero, etc etc etc.

De esa bonhomía están sobradas las personas a quiénes dedico el presente texto.

Sancho de Moncada