Para comprender el evangelio de Mateo de este domingo, no hace falta ser un gran teólogo o tener muy buenos conocimientos de la exégesis bíblica. Se entiende todo perfectamente. Otra cosa es que nos interese de verdad.

El evangelista pone en boca de Jesús algunos dichos donde se refleja el ambiente de un incipiente cristianismo en torno a la comunidad de Mateo que reacciona frente a los ataques de los fariseos que se habían hecho fuertes controlando el culto en el judaísmo imponiendo su forma de pensar.

"Ellos no hacen lo que dicen". Los fariseos eran judíos que aparentaban lo que no eran explotando a la gente humilde, imponiendo cargas insoportables, aprovechándose de su dinero. La gente sufría porque para ser creyente había que cumplir muchas obligaciones muy duras que ellos no cumplían. Es el pecado de la incoherencia. Nuestra conducta nos desacredita. La vida ya tiene muchas cargas: unas nos las echamos nosotros; otras nos las echa la sociedad y otras nos las pone la vida.

Si la fe cristiana tiene sentido es precisamente para liberar. Jesús no nos impone leyes o cargas, solo nos pide que amemos. Esta es la única norma. El sentirnos amados por Él, nos hace cambiar de vida, vivir para Él, pues el amado solo saber amar. No echemos cargas a los demás. Simplemente amemos. El amor no aplasta, no pesa. Ten experiencia, pues, de ese amor de Dios por ti.

Hoy, dentro de la propia Iglesia descubrimos un sinfín de apariencias, de cargas, de obligaciones que provocan rechazo. En muchos momentos esas actuaciones de la Iglesia no han sido ni son coherentes con el evangelio. A veces nos han podido escandalizar, otras nos han hecho daño, otras me han causado pena. Sin embargo, la mediocridad de la Iglesia no puede justificar la mediocridad de mi fe, porque yo también formo parte de la Iglesia o al menos debería ser honesto para que mi crítica sea constructiva, partiendo de mis propias debilidades.

Lo importante es que sepamos superar inercias y miedos, descubriendo que la única razón de ser está en el seguimiento de Jesús, más allá de falsos apoyos sociales o rutinas religiosas. El final del evangelio dice: "el primero entre vosotros será vuestro servidor". Jesús exige lo que Él vivió. Descubre lo que el Señor te pide y colabora para que la Iglesia siempre esté en un proceso de reforma para dar respuestas a las necesidades del mundo de hoy.