En los años de 878 y 879 se produjo una gran batalla entre moros y cristianos en los Campos de Polvoraria o de la Polvorosa, a orillas del Órbigo cerca de Benavente. Derrotados los árabes en Zamora, marcharon hacia Tui, siendo alcanzados al pasar el Órbigo.

En esta ocasión, se dice que Bernardo del Carpio destacó notablemente por sus hazañas, con lo que aumentó la confusión sobre si esta batalla sería la misma a la que se refiere la crónica del rey Alfonso el Casto.

La Crónica de don Alfonso refiere que Bernardo del Carpio lidió en Zamora en favor del rey y pidiendo después la libertad de su padre en recompensa de sus servicios. Como el monarca le negase el favor, contrariado Bernardo se retiró al castillo del Carpio, cerca de Salamanca, fortificándolo y volviéndose contra las huestes del Rey, uniendo sus fuerzas con las de los moros.

Bernardo del Carpio fue un personaje de leyenda, puesto que todos los medievalistas niegan la realidad histórica, aunque el historiador y sacerdote asturiano Vicente José González García sostiene que la negación de su existencia se basa únicamente en la confusión sobre la Primera Batalla de Roncesvalles que implicaba a Bernardo en esta batalla en la que no tuvo nada que ver.

A Bernardo del Carpio se le atribuyen numerosas hazañas, entre ellas la derrota de los francos en Roncesvalles. Durante el Siglo de Oro sirvió de inspiración para obras teatrales, obras de caballería y romances, tanto en español como en portugués.

Miguel de Cervantes tuvo entre sus proyectos, que no llegó a realizar, un libro sobre el héroe Bernardo.

En la provincia de Salamanca hay una localidad llamada Carpio Bernardo. Los orígenes de este sitio están inmersos entre la historia y los mitos por estar ligada a las leyendas y romances del mítico Bernardo.

En palabras del cronista del Monasterio de Santa María la Real, Fray Antonio Sánchez, se afirma que era uno de los más ilustres caballeros que ha tenido España y de los más celebrados de la fama por esforzado y animoso vencedor de grandes batallas.