De ínfima calidad constructiva y características de infravivienda, sin valor arquitectónico, ni artístico, ni de conformación de ciudad?". Es lo que dice el informe de la arquitecta y directora general de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, sobre la vivienda de la calle Peironcely 10. A lo que añade que tiene valor cultural, porque forma parte de la memoria colectiva, ya que la plasmó en una foto Robert Capa, que pasó a ser icono de la guerra civil española, y en concreto de los bombardeos alemanes sobre la población civil de Madrid.

La foto presenta la acribillada fachada de una casa, de una sola planta, después de un bombardeo. En ella aparecen cuatro personajes: tres niños jugando en la acera y una mujer apoyada en el quicio de la puerta. Una foto que dio la vuelta al mundo, en su día, para defender la causa republicana y denunciar la brutalidad del ejército nazi.

Las marcas de metralla en la fachada de ladrillo macizo, de esa vivienda del barrio de Entrevías, en Vallecas, fueron producidas en 1936, hace 81 años, y en todo este tiempo nadie lo había añorado. En condiciones de infravivienda allí han estado viviendo, y continúan haciéndolo, catorce familias de las que nadie, hasta ahora, se había acordado. Pero ene este momento, por mor que va a ser demolida, junto con otras catorce, que configuran el conjunto del edificio, a alguien se le ha ocurrido divulgarlo, y rápidamente, se le ha encendido la luz a quienes habían ignorado a sus moradores durante décadas, dejándolos malvivir en cuchitriles, de 17 a 24 m2. Ahora sacan pecho y dicen que hay que conservarla, como si fuera más importante esa anodina fachada, que por cierto ya no conserva ninguna señal de metralla, al haber sido enfoscada y repintada en múltiples ocasiones, que una familia, o que catorce, como es el caso. Lo cierto es que, aunque lo de las calamidades y estrecheces no son noticia, si lo son las fotos icónicas, por eso los que manejan los hilos de la política con tal de ponerse medallas procuran hacer albóndigas con la carne ajena, como en este caso, recordando una guerra de infeliz recuerdo.

La foto de marras tiene toda la pinta de estar preparada, como también lo estuvo el miliciano derribado portando un fusil que cae al suelo desde su mano derecha - también de Kappa - o como la foto de los seis yanquis levantando la bandera de los EEUU en Iwo Jima. Fotos cuidadosamente preparadas para hacer propaganda, aunque eso sí, basadas en hechos reales, pero lejos de ser instantáneas como pretenden aparentar. Algo así como lo que le ocurre también a esa hermosa fotografía, de gran formato, que tenemos en Zamora, en el museo provincial, que recrea la forma de vida de una familia en tiempos pretéritos: una fotografía magníficamente ambientada, pero más preparada que los decorados de "Don Juan Tenorio".

Según varios historiadores, cuando bombardearon la calle Peironcely allí no vivía nadie, ya que al ser primera línea de fuego del frente de Madrid, las viviendas permanecían deshabitadas, y, por tanto, se hacía imposible que pudiera estar allí viviendo la señora con mandil durante el bombardeo, ni tampoco posteriormente, cuando se hizo la foto, ya que el edificio quedo destruido, a excepción de la fachada. La Guerra Civil Española, y los bombardeos alemanes fueron lo suficientemente tremendos como para no necesitar de propaganda, ni de manipulaciones, ya que cientos de documentos gráficos, de fotógrafos anónimos, así lo acreditan.

La famosa foto de 1945, Premio Pulitzer de fotografía, con los seis marines levantando la bandera de USA, tras la batalla de Iwo Jima, durante la 2ª Guerra Mundial, es otra muestra de posado y preparación, puesto que tuvo que repetirse para que pudiera fotografiarla Rosenthal, y pasar a ser no solo un icono, sino también una fuente de ingresos que ayudó a cubrir casi la mitad del presupuesto de los EEUU. Cierto que allí murieron miles de americanos y japoneses, pero no es menos cierto es que uno de los seis americanos que se dijo que estaba allí levantando la bandera, realmente, no se le llegó a ver allí ni por asomo. Así lo plasmó en el cine Clint Eastwood en dos de sus más estupendas películas.

Volviendo a la casa de la calle Peironcely 10, indicar que más que un símbolo de la Guerra es una muestra del "sufrimiento de los barrios humildes", como ha manifestado el arqueólogo Latora. De hecho, las catorce familias que continúan viviendo en ese edificio están a punto de quedarse en la calle, mientras su derribo sigue siendo objeto de debate en el ayuntamiento madrileño. El sentido común parce dictar que primero se debería resolver la precariedad de los vecinos, y después pensar en si es o no necesario conservar la fachada, por muy icónica y muy de museo que sea la foto de Kappa.

De momento el Ayuntamiento y la Comunidad han parado su demolición. Después, cuando decaiga la actualidad de la noticia, ya se verá si el tema resulta o no olvidado.