Son frecuentes las conversaciones espontáneas en la calle y en todos los ambientes sociales, en relación a la creciente intranquilidad debido a la grave crisis institucional y casi insurreccional debido la desobediencia de la Generalitat en Cataluña ; y es que los ciudadanos soportan una intranquilidad y tienen el deber, pero también el derecho, a estar informados de cuáles son las circunstancias por la que estamos atravesando y la posición política de cada partido político y sobre todo del Gobierno, en relación con la situación no solamente en Cataluña, también en el resto de España. Todos somos consciente de la gravedad de la situación, que se concreta en el rupturismo y el independentismo catalán y que contrasta con el inmovilismo del gobierno de nuestro País.

Me ha intranquilizado que ante la incomprensible ausencia de medidas políticas del Gobierno, hayan sido sustituidas por la acción de la Justicia y de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado, con el correspondiente desgaste de tan importantes instituciones. En ausencia de las medidas necesarias, el Gobierno ha utilizado, una vez más, al Jefe del Estado para "dar la cara".

He escuchado con mucho interés la intervención del Rey, y aunque respaldo su función, me ha sorprendido, porque no ha sido la que cabría escuchar del Jefe del Estado, en todo caso parecería la de un presidente del Ejecutivo. Eso sí, un discurso sorprendentemente duro. Una vez más el gobierno del PP, producto de su incompetencia, lo ha utilizado de manera torpe y partidaria. Desde mi opinión no afrontó los aspectos de futuro más importantes, sin necesidad de entrar "en política". Por ejemplo el diálogo y negociación que van a ser necesarias, frente a la provocación y el enfrentamiento. Tampoco hizo mención a las propuestas que ya están o deberían estar en marcha, como la proposición del Partido Socialista de una Comisión para la Evaluación y Modernización del Estado Autonómico, que como todo el mundo sabe deberá tratar de la de la Reforma Constitucional. Sí me pareció acertada la alusión a los catalanes no independentistas, en cierto modo silenciados por los poderes públicos de la Generalitat. En definitiva creo que la intervención del Rey ha podido producir un nuevo deterioro de la Jefatura del Estado. Bien que lo siento.

Aunque los estados de ánimo son para el consumo personal y en todo caso para las relaciones familiares y sociales, con el mayor rigor posible y la máxima objetividad, deseo razonar sucintamente la situación por la que hemos llegado hasta aquí, después de cinco años de desaciertos. Como se puede entender, me estoy refiriendo a todo el recorrido de la llamada desconexión de Cataluña del resto de España. También es mi deseo, como el de tantos españoles, contribuir modestamente, con la finalidad de evitar, en lo posible, nuevos tropiezos.

La acumulación de traspiés políticos y de apreciación que se han cometido durante los últimos años, son uno de los asuntos más importantes que tenemos que afrontar el conjunto de los españoles, si no queremos seguir cometiendo los mismos errores. Creo que ha existido ausencia de interés, y hasta un cierto desistimiento de lo que estaba fraguándose en Cataluña de los propios ciudadanos, en relación a los graves acontecimientos que hemos vivido estas últimas semanas. Bien es verdad que una buena parte de los ciudadanos se han desentendido al seguir la doctrina y las declaraciones del presidente Rajoy y su partido el PP, "aquí no pasa nada": "si no tomo ninguna decisión, ya estoy tomando una decisión", y "me gustan los catalanes porque hacen cosas", resumiendo "España es una gran nación y los españoles son muy españoles y mucho españoles".

Por otro lado la impremeditación del Ejecutivo ha sido clamorosa; nos han venido insistiendo que no habría referéndum, que no se celebrarían elecciones, porque no hay urnas, no hay papeletas, no se abrirán los colegios. Frente a toda esta improvisación se ha tenido que desarrollar un despliegue policial sin ninguna alternativa de manera que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, es decir La Guardia Civil y la Policía Nacional han tenido que realizar un esfuerzo con un tremendo desgaste. Estoy pensando en las personas que están debajo de esos uniformes y que son parte importante de todos nosotros, que también son el Estado; a las que quiero reconocer su esfuerzo.

En definitiva y resumiendo, estamos asistiendo a unos acontecimientos que por su gravedad están produciendo el consiguiente desgaste del conjunto de la sociedad Española y donde hay responsables; lo quiero dejar muy claro, en primer lugar los dirigentes de la Generalitat y sus coláteres quienes han originado un conflicto de imprevisibles consecuencia; pero también el Gobierno y especialmente su presidente quien no ha sabido anticiparse con la lógica acción de la política, y al final ha trasladado y desgastado a todas las Instituciones del Estado, incluyendo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, también a los partidos.