Es posible que estas líneas, escritas en la madrugada del sábado, nazcan muertas. Tal vez cuando ustedes las lean, mañana del domingo, ya hayan pasado tantas cosas en Cataluña que la realidad convierta este artículo en un vejestorio de los tiempos del Jurásico. Nadie quiere imaginárselo, pero somos muchísimos los que tememos que la situación se complique, que prenda la mecha y que se produzca lo impronunciable, eso que algunos parecen andar buscando desde que se agudizó el problema hasta transformarlo en un desastre social, en el enfrentamiento y enemistad, quien sabe si ya irreversibles, entre familias, vecinos y ciudadanos.

Habrá que esperar acontecimientos y confiar (aunque vistos los precedentes?) en que se impongan la sensatez y el sosiego y se abran esas vías de diálogo a las que todos aluden pero que, como si fueran el elixir de la eterna juventud, nadie ha encontrado todavía? a excepción de Jordi Hurtado, el presentador de "Saber y ganar", en la 2. Y habrá que pensar, como ya se ha dicho hasta la saciedad, en el 2 de octubre, en el 3, en las semanas siguientes, en los meses que vendrán cargados de incógnitas, en los añitos que nos aguardan, quizás en siglos?

En verdad, nadie sabe como hincarle el diente al asunto, aunque todos parezcan tenerlo claro. Para los independentistas, la salida de España y punto. Para los unionistas, cerrar filas y punto. Para los autonomistas, seguir más o menos como estamos y contemplar cambios que puedan aplacar a los secesionistas. Para los socialistas, reformar la Constitución para que albergue un estado federal donde todos se sientan a gusto. Como desiderátum, perfecto, especialmente si tenemos en cuenta una de las acepciones que da el diccionario de la RAE a esta palabra: el no va más. Pero no todos coinciden en el alcance de la reforma, ni en los plazos, ni en los artículos a cambiar, ni... Por eso se reclaman salidas a corto plazo. Y ahí sí parece haber más consenso: se necesita un nuevo reajuste de Cataluña en España. Eso oigo por doquier. Sin embargo, lo que no escucho es la repercusión de ese reajuste, o reacomodación, o recolocación, en los demás. ¿Reajustamos Cataluña en el conjunto español y hala, a correr sin más ni más o intentamos que nadie salga perjudicado, o sea la cuadratura del círculo? Buena pregunta, señorito, buena pregunta.

A mi juicio, esta es una de las claves del futuro. Conviene no olvidar que el secesionismo catalán se intensificó cuando desde la Generalitat se lanzó aquello de "España nos roba" y se exigió que el Gobierno central destinara a Cataluña esos (falsos) 16.000 millones que los catalanes pagaban más que recibían. Y es necesario recordar que, cuando Mas se entrevistó con Rajoy, le llevó una lista de peticiones, todas económicas, desde un tratamiento foral como Navarra y el País Vasco hasta inversiones multimillonarias, pobres como son una colonia explotada y no tienen de nada. Es decir, al margen de sentimientos y de vísceras, hay un trasfondo de dinero y de supuesto agravio comparativo que únicamente se calmaría (tal sea demasiado tarde, pero por algo se empieza), con euros y obras. Lo del cariño y los lazos de amistad entre los pueblos vendrían después.

De modo que si se llega al reajuste de Cataluña en España, habrá que estar alerta y saber cómo nos van a reajustar, o desbarajustar, a los demás. Desde el sur ya han llegado algunos mosqueos. Los gobiernos de Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura ya han advertido que se opondrán a cualquier medida que rompa la igualdad entre españoles consagrada en la Constitución. Es lógico pensar que un trato de privilegio a una tierra encabronaría al resto.

Por aquí, por Castilla y León, andamos más calladitos, como si casi no fuera con nosotros. Y nos atañe, vaya si nos atañe. Y no solo por la unidad de España y la soberanía nacional, que también reside en las tribus mesetarias, sino, además, por la economía, el mantenimiento de los servicios, la necesaria solidaridad entre gentes de la misma nación?Y por esos casi 120.500 castellano-leoneses y sus hijos que viven en Cataluña y que temen por su mañana. Algo más tendrá que decir la Junta. Quien ya lo está diciendo es el Kremlin ruso apoyando con sus servicios secretos y sus hackers el referéndum catalán, difundiendo noticias falsas, activando webs que cierra la Guardia Civil y propiciando una tensión que busca desequilibrar la Unión Europea. ¿Increíble? El País lleva varios días aportando pruebas. O sea, que la cosa está más complicada y liada de lo que parece. De ahí que estas líneas puedan estar ya anticuadas. De ahí que en el aire solo haya misterios. Y mañana, ¿qué?