los clichés y estereotipos funcionan mucho en la vida de las personas. Son prejuicios que tenemos a la hora de relacionarnos con la gente de nuestro entorno social, de otras regiones o de otros países. Uno que nos adjudican a los castellanos y leoneses es que somos muy secos en nuestras relaciones, poco expresivos, que comunicamos poco nuestros sentimientos... vamos, que somos una especie de "cardos borriqueros".

Por eso me llamó la atención, cuando vine a vivir a Zamora, cómo los zamoranos se relacionaban usando mucho "majo/maja" en sus relaciones. Es raro que no la oigas en una conversación o que alguien hable contigo y no use esta palabra. Algo parecido sucede con la palabra "hijo" en Palencia. En una época de dureza en nuestras relaciones, de notable violencia verbal, es como un aire refrescante que, aparentemente, no se nota, pero está ahí, que facilita las relaciones y hace que sean más satisfactorias y placenteras.

Las buenas relaciones son muy importantes para el bienestar en la vida de la gente y saber manejarlas correctamente, con amabilidad, con delicadeza, supone un plus en nuestra satisfacción personal. El papa Francisco en una de sus catequesis hablaba de tres palabras, permiso, gracias y perdón, que son fáciles de decir, más difíciles de poner en práctica, pero que son absolutamente necesarias para las buenas relaciones y una buena convivencia y que están vinculadas a la buena educación en su sentido genuino de respeto y deseo del bien, lejos de cualquier hipocresía y doblez.

La palabra "permiso" nos recuerda que debemos ser delicados, respetuosos y pacientes con los demás, incluso o sobre todo con los que nos une una fuerte intimidad, con los de casa, y que, a veces, son a los que peor tratamos. "Dar las gracias" parece un signo de contradicción para una sociedad recelosa, que lo ve como debilidad, pero que tanto nos grada a todos. Finalmente el "perdón" es el mejor remedio para impedir que nuestra convivencia se agriete y llegue a romperse. El Señor nos enseña en el Padrenuestro a aceptar nuestros errores y saber pedir perdón.

El papa concluyó invitando a pedir que "el Señor nos ayude a colocar estas tres palabras en su justo lugar, en nuestro corazón, en nuestra casa y, también, en nuestra convivencia civil" y así mejorar y hacer más satisfactorias nuestras relaciones. ¡Buen comienzo de curso, majos y majas!