Alos parlamentarios, sobre todo a los del Congreso, con sus sueldos no inferiores a los 5000 euros mensuales, se les suele llamar de todo cuando vienen a hacer propaganda a la provincia, que es lo único que hacen en realidad ademas de apretar el botón que les manda su partido. Pero ahora hay un adjetivo más a la hora de sumar calificativos: el de tacaños. Al menos así han sido llamados en los comentarios que acompañan a la noticia dada por algunos medios y que realza la falta de solidaridad de los que más tienen o más ganan, por mucho que luego se les llene la boca con lo contrario a la hora de pedir el voto que es lo único que cuenta para ellos, sean de derechas o de izquierdas.

El caso es que en el Congreso de los diputados, y promovida por Cáritas y la empresa que gerencia la cafetería del lugar, un sitio de lo mas visitado, obviamente, se había organizado con el inicio del curso político una campaña de recogida de alimentos con destino a los necesitados. Conocidas son estas campañas en las que se solicitan, en muchas ocasiones utilizando la celebración de eventos diversos, la cooperación del público con la entrega de bolsas de comida no perecedera, como paquetes de legumbres o latas de conservas. Unas iniciativas que van siempre acompañadas del éxito porque la gente de la calle suele ser muy generosa a la hora de donar para los bancos de alimentos de cada ciudad, gracias a los cuales y a su altruista labor ha habido muchas personas que consiguieron salvar la crisis y poder sobrevivir. Excepto, por lo que se ve, cuando a los que se pide generosidad es a los políticos, siempre tan pródigos y manirrotos con el dinero público, porque la campaña ha resultado un absoluto fracaso, muy expresivo. Apenas si se han recogido 30 kilos de alimentos, con el agravante de que algunos depositaron efectos de limpieza personal o artículos perecederos. Se pensó por parte de los organizadores que tal vez las cajas de recogida no estaban bien colocadas y alguien, con buen criterio, las colocó a la entrada de la cafetería, lugar de cita de todos los representantes de los partidos. Pero ni con esas.

Y no es la primera vez, según se ha informado, porque ya la iniciativa se llevó a cabo en las pasadas navidades, tiempo de solidaridad por excelencia, y ya se adelantó lo que podía ocurrir ahora, pues los resultados fueron mas o menos los mismos, un auténtico y vergonzoso desastre. Pensaban que podían llegar a recogerse 7.000 kilos de alimentos, teniendo en cuenta lo recaudado en otros espectáculos donde los espectadores aparte de pagar sus caras entradas, cooperaban con comida para los que lo necesitaban. Van al Congreso 350 diputados, pero estos no pagan por entrar a sentarse en sus escaños, sino que les pagan, les pagamos a la vieja y la nueva casta de la política con dinero de todos, y mucho además en un país de sueldos bajos, demasiado para lo que hacen, y aun así son incapaces de llevar y donar algunos alimentos para que puedan ser repartidos. Luego, eso si, todos se preocupan mucho por lo social, mientras ellos gastan sin freno, y salarios y pensiones pierden y pierden y siguen perdiendo, poder adquisitivo. Una insolidaridad triste y representativa, más que anecdótica.