Qué son los que están abrasando Zamora por los cuatro costados? Canallas y cobardes. No sé qué interés les mueve. No sé qué persiguen. Posiblemente traten de hacer daño por el placer de hacer daño. No sé qué clase de placer será, sin duda alguna de tipo enfermizo. O son psicópatas o poco les falta. Porque si están en su sano juicio es que entonces son gente de la peor calaña. Me duele cada lágrima de las muchas que he visto resbalar por las mejillas de hombres y mujeres afectados por los fuegos que no encuentran resistencia una vez que la mano terrorista enciende la mecha.

Ahora, San Martín del Pedroso y Latedo y un fuego extranjero. Un fuego que viene de Portugal. Vaya usted a saber si no lo ha ocasionado la misma persona que quiso abrasar en el corazón de los Arribes, Fermoselle y tantas localidades zamoranas como se han visto afectadas porque un hijo de mala madre haya querido divertirse durante este cálido y abrasador verano.

Lo que no puedo entender es que entre los vecinos se pronuncie insistentemente un nombre y sean incapaces de contárselo a la Guardia Civil para que obre en consecuencia, para que ponga vigilancia, para que investigue, para que haga lo que tiene que hacer. En un país de fanáticos, al incendiario ya le habrían cortado las manos, quemado vivo o lapidado, aunque esto último suele reservarse para las mujeres bajo sospecha, aunque sólo sea eso mera sospecha, de haber sido infieles al marido.La responsabilidad es de todos, también de los vecinos de las localidades afectadas. Si hay sospechas, denúnciense, porque si no son tan culpables como el que prendió la mecha. El fuego en Zamora ha tenido efectos dramáticos, yo diría que devastadores e irreversibles. Porque la naturaleza se toma su tiempo para volver a reverdecer, para nacer y crecer con brío. Y el suelo arrasado por el fuego no ofrece las condiciones que las plantas necesitan.

¿Qué han conseguido con semejante 'proeza'? ¿Verse reflejados en la prensa, en los informativos? ¡Pobrecicos! Son menos que nada y necesitan reafirmar su personalidad enfermiza de alguna manera, la peor. Pero vuelvo a lo de antes. Se repite un nombre o puede que más de uno con cierta convicción por parte de muchos vecinos, a qué esperan entonces para repetirlo donde se debe hacer, ante la autoridad competente. No hay acto de cobardía peor que el de esconderse en el anonimato, que el de callarse, que el de otorgar, que el de tener miedo. Y España y por ende Zamora no puede ser ese país de miedosos, manipulables y analfabetos funcionales en que parece convertirse a pasos agigantados. Antes de que el verano dé paso al otoño hay que pillar al terrorista forestal. Hay que aplicarle la ley con contundencia, hay que dar publicidad a su identidad y después de la cárcel, endosarle una orden de alejamiento que le impida pisar tierras zamoranas de por vida. Hay que alejarle del bosque, de la naturaleza verde para que no haya más olivos, ni más vides, ni más pinos, ni más frutales calcinados, echados a perder de forma irreversible.