Madre mía! Ninguna ciudad española, ni siquiera Zamora, está libre de la locura yihadista. Eso en cuanto a España se refiere, porque en el resto de Europa están igual. Han puesto sus ojos en Roma y más concretamente en el Vaticano y están dispuestos a llevar a cabo sus hazañas en nombre de Alá, un Alá que no es tan grande como esgrimen a tenor de lo bajo que cae, siempre que pronuncian su nombre, al perpetrar un atentado con víctimas.

A raíz de los atentados de Barcelona y Cambrils, el Daesh ha lanzado diversos mensajes de amenaza en los que hace un llamamiento a sus combatientes, los moujahidines, para cometer atentados "en especial en Madrid". En principio el llamamiento está dirigido a los mal llamados lobos solitarios. No obstante incluyen a células que estén ya consolidadas o en periodo de formación. La vida de los componentes de esas células les importa un bledo de ahí que aunque no hayan completado su formación y puedan morir, no tiene la menor importancia. Hay más, muchos más, dispuestos a morir matando.

Madrid ya ha sufrido, primero con Eta y ahora con los yihadistas, bastantes zarpazos mortales del terrorismo. A quienes las vivimos más o menos cerca no se nos van de la memoria escenas horrorosas que permanecen como el primer día en nuestra memoria. No hay que esperar una bomba, que también, basta con un vehículo más o menos potente para segar un montón de vidas. Pero es que, además, lejos de sofisticarse, han encontrado viejos elementos como los venenos. Sabido es que desde que el hombre es hombre, el veneno ha estado presente en todas las culturas. Pues bien, estos asesinos, que celebran reuniones secretas para ensayar degollamientos, se proponen envenenar frutas y helados. No sé si eso será fácil o difícil de realizar, lo que sí sé es que a esta gente no se le pone nada por delante cuando de realizar su aquelarre se trata.

Además de Madrid, Nueva York, Reino Unido, Alemania, Rusia, Canadá, Australia, Bélgica, Dinamarca, Suecia, Italia y Países Bajos están en la perversa hoja de ruta de estos fanáticos. Al hablar de España, señalan preferentemente a Madrid para perpetrar sus acciones criminales. Pero, ya digo, puede ser Madrid o cualquier otra ciudad que les propicie el momento por la circunstancia que sea. Ojo porque, entre los objetivos concretos de los ataques, además de mercados, los islamistas citan las piscinas, en las que siempre "suele haber mucha gente, muchos paganos". Se acaba la temporada pero eso no proporciona tranquilidad alguna. Zamora vivió un episodio que se zanjó aplicando el reglamento y eso es lo que hay que hacer. Uniformidad para todos o para ninguno. Porque entre ciertas vestimentas, también pueden esconder armas, sobre todo armas blancas con las que perpetrar sus matanzas.

Está gente no ceja en su empeño. Esta gente, y quienes dan las órdenes. A esos, que se esconden en sus guaridas es a los que hay que combatir con urgencia y eliminar por la vía rápida. Estas peligrosas armas humanas, con "atar su camello y confiar en Alá" ya tienen bastante. Si en verdad estamos unidos, les será mucho más difícil, solo que España 'is diferent' con respecto al resto de países de la UE que han sufrido la embestida yihadista.