Una ley puede ser ilegal por su modo de nacer (si viola el procedimiento de fabricación), por la instancia en la que nace (si ésta no es competente) o por su contenido (si infringe otra ley de rango superior). En el Parlament se las han arreglado para producir una "ley" claramente ilegal por los tres motivos, y será raro que alguien con mínima solvencia pueda defender otra cosa. De hecho sus promotores lo saben, y hacen de la "ley" el arranque de otra legalidad constituyente, a pesar de que -según ellos- esa legalidad nacería con el triunfo del sí en el referéndum. Por tanto la autodeterminación ya se ha producido, y está en la propia "ley". Resulta pues inútil analizar el suceso bajo patrones legales: estamos ante otra cosa, una vía de hecho enmascarada en un texto con forma jurídica, cuya bendición en la calle se espera por los independentistas que tenga lugar el próximo lunes.