La velocidad de los trenes ha ido aumentando con el desarrollo de la técnica. El sistema de tracción más antiguo es el de fuerza de sangre o tracción animal, apareciendo sucesivamente después, el de vapor, diésel y eléctrico. En nuestra provincia se proyectó uno de sangre, en 1.867, por Francisco Mazarracín y Morales, que fue aprobado por R.O. de 25 de Mayo del mismo año. En él invita a participar a los financieros nacionales. El más antiguo de este tipo que conocemos, funcionó en Inglaterra en 1.795. El ferrocarril del Sr. Mazarracín debía unir las poblaciones de Medina de Rioseco (Valladolid) y Toro (Zamora) con una longitud aproximada de 50 km. y con otras tantas secciones. Su fin era abaratar, en torno a un 50%, el intercambio de productos, tanto los cerealísticos vallisoletanos como los vinícolas de Toro, que se comercializarían, seguidamente, a otras regiones peninsulares a través de la Compañía ferroviaria del Norte de España.

El Reglamento Provisional constaba de setenta y cuatro artículos, que con un lenguaje grandilocuente, adolecía de muchas lagunas, por ejemplo, no se citan los pueblos intermedios por los que atravesaba la línea, ancho de vía, peso del carril, importe del kilómetro lineal construido, si corría paralelo a alguna carretera como entonces era costumbre, etc. Además, entre las principales características que recoge el Reglamento están: No estaría subvencionado por el Estado; serviría para el transporte de mercancías y pasajeros; tanto el personal facultativo como el resto de trabajadores, sería exclusivamente español; el capital a invertir, que se amortizaría en treinta y tres años, sería de tres millones de reales de vellón en concepto de estudios, expropiaciones, construcción y herramientas; los talleres y dependencias principales (oficinas, caballerizas,.......) de la línea se situarían en Medina de Rioseco; tendría una sola vía pero se podía aumentar a más si la situación lo exigiese; constituida la Sociedad en la que cada miembro tenía derecho a un voto, sería dirigida por un Consejo de Administración; se calcula que, diariamente, la utilizarían cincuenta personas en ambos sentidos, que abonarían entre 2 y 16 reales según el trayecto realizado; entre las dos localidades se trasladarían alrededor de 1.500 arrobas diarias de mercancías que pagarían 0,25 ctmos./arroba; se debía fundar un periódico bajo la dirección del concesionario que sería el órgano oficial de la Empresa, insertándose en él asuntos de la sociedad, noticias de interés general, anuncios y temas económicos nacionales e internacionales;........ En uno de los artículos se dice que las señoras también podían ingresar en la Sociedad, sin embargo, limita su participación, ya que previamente tenían que estar "legítimamente" autorizadas por un hombre.

Francisco Mazarracín, señala que no es banquero, pero se compromete a aceptar la concesión, porque, al ser un medio de comunicación económico y rápido, se fomentaría la agricultura, la industria y el comercio de Castilla. En lo que podemos considerar como Memoria del proyecto, se extraña de que los empresarios castellanos no se hayan dado cuenta hasta ahora de las posibilidades que existían para el desarrollo estas tierras. De este personaje solamente sabemos que, en el año 1.856, aparece como investigador industrial en Jaén y que su apellido se encuentra con cierta frecuencia por Andalucía. Tal vez, posteriormente sería destinado a Castilla-León donde concibió esta idea para potenciar la economía de la región. Los periódicos "El Norte de Castilla" y "La Crónica Mercantil" se hicieron eco de su proyecto, divulgándolo por las dos provincias.