Siete de cada diez atropellos de los que se producen en la capital de Zamora, tienen lugar en pasos de peatones, y la mitad de los accidentes tiene como protagonistas a personas mayores de 60 años, mientras que el 20 % tiene como afectados a niños. Datos facilitados por el Ayuntamiento de Zamora, y publicados por La Opinión de Zamora, el 10 de febrero de 2015, en un artículo de Tania Sutil. Según éste artículo, el Ayto. de la capital, lleva dos décadas campañas de educación vial para formar y concienciar a ciudadanos, niños y escolares.

Cardenal Cisneros, uno de los tres tramos más peligrosos de las carreteras zamoranas, según el informe del Real Automóvil Club de España. Titular de otro interesante artículo de este mismo periódico, redactado por Marisol López. Entre otros datos cabe destacar:

El RACE señala en su informe que la avenida es una de las vías en las que puede reducirse la siniestralidad estrechando la vigilancia y adoptando otras medidas preventivas. La tasa de riesgo de la N-630 se triplica durante el mencionado tramo urbano. Desde su inauguración en los años 90, Cardenal Cisneros ha crecido progresivamente en peligrosidad?

Decir que la travesía Cardenal Cisneros es peligrosa no es ninguna novedad. La semana pasada, observé, a la altura de las Tres Cruces, cómo una persona de avanzada edad atravesaba ésta calzada con ayuda de su bastón: esperó al verde del semáforo de peatones, muy despacito, comenzó a cruzar. El tiempo en verde para peatones, no fue suficiente para que llegara al otro lado, parte del final de su trayecto lo hizo en rojo, y los automovilistas que esperaban detenidos, le miraban con impaciencia. Este vial es bastante ancho: consta de cuatro carriles, dos isletas, y una vía de servicio?

Circulo por ella en coche a menudo, y observo que muchos vehículos no respetan el límite de velocidad de 50 Km/h, circulando más rápido de lo permitido. Otros conductores no se colocan en el carril adecuado y esto ralentiza y entorpece el tráfico rodado, además de enfadar a otros conductores que se lo hacen notar tocando el claxon o gesticulando mientras les "dedican una palabras" a ese conductor que no circula bien?

A veces hay colisiones. Con suerte son pequeños daños materiales y el disgusto de haber abollado los coches, tiempo perdido, y visitas a los talleres.

También observo muchos peatones que cruzan en rojo, o por lugares indebidos, mirando el teléfono, con auriculares? poniendo en serio peligro su seguridad, y la de los demás usuarios: obligan a dedicarles una atención extra, aunque no parece importarles demasiado, incluso reaccionan con enfado, malos gestos o insultos si alguien les increpa. Pocas veces he visto disculparse a alguien, admitiendo un error, un equívoco, o simplemente admitir que no tiene razón. Todo esto nos resulta habitual: Es lo habitual.

Respetar la limitación de velocidad a 50 km/h en las travesías, supone no sólo estar dentro de la norma, también supone calmar el tráfico: hacerlo más amable, evitar excesos de emisiones contaminantes en arrancadas, frenadas y ruidos, desgaste de pavimentos, y sobretodo aumenta la posibilidad de detener un vehículo en menos espacio y tiempo. A menor velocidad ante cualquier emergencia o imprevisto que pueda surgir, aumenta la seguridad de todos. Podríamos restar gravedad a los siniestros simplemente respetando las normas.

Para que haya respeto debe haber educación, y en teoría la hay: cualquier peatón, sabe que no debe cruzar en rojo o fuera de los pasos habilitados para ellos. Todos los conductores deben examinarse de conocimientos y habilidades concretas para obtener su "carnet de conducir", por lo tanto existe esa educación, pero no se hace uso de ella, no hay respeto ni por las personas ni por las normas, ya que no se cumplen con rigor, y esa carencia viene siendo sustituida por medidas sancionadoras, que no educadoras. El temor a la sanción produce efectos positivos, en la medida que obliga a cumplir la norma. Sin embargo la educación vial, apela a la conciencia de cada persona y beneficia a todos los usuarios: aporta valor añadido a la sociedad por convicción, no por miedo a la sanción.

Sabemos que nuestros pueblos y ciudades sufren un proceso de envejecimiento. Ancianos con sus facultades físicas mermadas, sus sentidos, vista, oído? de movimientos lentos? por ello, necesitan más tiempo para cruzar en los semáforos, más tolerancia atención y precaución por parte de los conductores.

La mayoría de los urbanismos de nuestras urbes están pensados en base a un estereotipo de persona adulta: en torno a los cuarenta años, varón y en plenas facultades físicas y psíquicas. Se han logrado notables mejoras para colectivos como niños y discapacitados, hay señales de precaución que anuncian escuelas, o niños jugando, aparcamientos señalizados y reservados para minusválidos, bordillos rebajados, señales auditivas?

Hace algunos veranos, de viaje por Europa, observé que en otros países se ha instalado una nueva señal en las travesías de las poblaciones. Donde antes existían señales de escuela con sus niños corriendo de la mano, hoy se han colocado nuevas señales de precaución, con las figuras de dos ancianos y sus bastones. Es la constatación del envejecimiento de nuestros países, y es también una novedad en el código de circulación, una nueva señal de precaución: ancianos, un nuevo diseño o rediseño que responde a una nueva realidad social. Señal que aún no he visto en España, por cierto.

Quizá sería adecuado que esta nueva señal, se instalara a lo largo de la peligrosa travesía de Cardenal Cisneros, y en el resto de nuestro territorio, que vaya acompañada de campañas periódicas de educación y concienciación para conductores y peatones, sobre los peligros asociados al tráfico rodado, enfocadas a re-educar a todos los implicados en los tránsitos, peatones y conductores, por el bien de todos.

(*) Doctor por la Universidad de Salamanca. Investiga y desarrolla el diseño gráfico aplicado a las señales de los códigos de circulación en el siglo XXI