M ientras el Rey de España realizaba una ofrenda floral y colocaba velas en el improvisado monumento en memoria de las víctimas de la Rambla, con todas las autoridades presentes, las de la comunidad autónoma, las municipales, las nacionales y la más alta representación del Estado, cuando más serio y emotivo se presentaba el acto en el que se alzaron muchas voces con vivas al Rey, a España y a Cataluña, incomprensiblemente, en el rostro de Ada Colau se dibujó una sonrisa larga, más que la de Mona Lisa. Nadie ha entendido de qué se reía Colau por lo bajini, con mueca externa, si el acto no podía tener más trascendencia y seriedad.

Me viene a la memoria el poema aquel de Mario Benedettri titulado "¿De qué se ríe señor ministro? ¿De qué se ríe, señora Colau? Señora Colau ¿de qué se ríe? Estimo que no sería del momento, ni de los muertos. Puede que su sonrisa proviniera de tanto 'visca al Rey y a España' como se pudo escuchar en aquel acto que no pudieron controlar como gustan y acostumbran, porque de otra manera no se hubiera dejado gritar a nadie lo que sentimiento y corazón les dictaba. Porque el Rey no llevó clá. El presidente del Gobierno tampoco. Y a día de hoy en Cataluña hay que ser muy valiente para ser y declararse español y gritar viva España o viva el Rey, sobre todo si hay gente de la Cup delante. Esos no se andan con miramientos, esos cogen el bate de béisbol y se lían a golpe limpio hasta acabar con la euforia nacional. Otra cosa es si la euforia es nacionalista.

Lo cierto es que volviendo a Colau y a Benedetti, hago míos aquellos versos que dicen: "vi en pleno gozo y en plena euforia y en plena risa su rostro simple". El rostro simple de Colau era un poema. La verdad es que la curiosidad se ha extendido a miles de ciudadanos que han observado con lupa la instantánea y siguen sin explicarse la risa de Colau. Tuvo que ser por los 'viscas' que se gritaron y que nunca pensó que delante de ella, la primera autoridad de la ciudad, se dirigieran a quienes estuvieron dedicados. Sabemos de su amor por la Corona y por el Rey. Ella, que lo primero que hizo al acceder al Ayuntamiento de la Ciudad Condal fue mandar retirar bustos y fotos tanto del rey emérito como del rey actual.

Se me ocurre que, a lo mejor, recordó su negativa permanente a ceder un rincón, por pequeño que fuera, a las Fuerzas Armadas españolas para instalar un stand en las distintas 'firas' de Barcelona. O lo mismo, de repente, pensó en los bolardos y jardineras que le aconsejaron poner y que se negó en rotundo. Ahora, puesto que rectificar es de sabios, parece ser que bolardos y jardineras se van a colocar con profusión en toda la Ciudad Condal, un gasto que no tenía presupuestado y con el que le toca pechar. Vaya usted a saber de qué diantre se reía Ada Colau, mientras los demás permanecían en actitud seria y serena.

Y mientras todos nos dolíamos con el dolor de Cataluña, allí en la calle en la que manda la Guardia Municipal de Colau, sucedían cosas. A lo mejor no se han dicho todas. A lo mejor hay que clarificar unas cuantas. A lo mejor? La enigmática sonrisa de Colau será siempre eso, un enigma. Salvo que alguien le pregunte y la Colau responda de qué se reía la señora alcaldesa en momento tan solemne y crucial.