Llevamos unos días en los que toda la información que se da es, directa o indirectamente, sobre los atentados en Cataluña, pienso que eso es muy importante pero la vida, en toda España, sigue. Y es que en este mes España se para, salvo en el turismo, que está alcanzando cifras de ensueño, pese a las protestas de la CUP y de algunos otros que piensan poco en los demás.

Si algunos hablan de saturación en Barcelona y Palma de Mallorca, en muchas provincias y ciudades se esmeran en que aumente el número de turistas: desde luego, en provincias como Soria o Teruel, con tantas posibilidades turísticas por dinamizar, se esfuerzan por potenciar el turismo, pues ndudablemente caben muchos más turistas. Particularizar conduce y es lo opuesto a generalizar. En todo caso, aflora el modo de ser de cada uno, sus preferencias o las de su familia, porque no pocas veces la familia marca la agenda y planes, y es una buena noticia ante el creciente individualismo que se detecta en nuestra sociedad. Me conmueve, por ejemplo, el caso de quienes sacrifican las vacaciones por cuidar a algún familiar.

Desde hace unos años bastantes profesionales ya no saben lo que es un mes de vacaciones: una semana o dos, porque la vida manda. El grueso de las vacaciones suele ser hasta el 20 de agosto, festejando en multitud de ciudades y pueblos la fiesta de la Virgen y San Roque. Y no hay que olvidar a los que no tienen vacaciones, por diversos motivos. Agosto ofrece muchas estampas variadas, reflejo de nuestra sociedad.