Aunque han pasado casi dos décadas desde que la filósofa Adela Cortina propusiera a la RAE en un artículo de prensa la inclusión en el Diccionario del término aporofobia, ha sido a raíz de su reciente libro "Aporofobia, el rechazo al pobre" cuando el neologismo ha adquirido cierta notoriedad. En realidad no ha inventado sólo la palabra, ha dado forma a una idea, proponiendo un nuevo punto de vista para afrontar cualquier análisis sobre los mecanismos de exclusión social. A partir de ahora ese punto de vista, que no es nuevo pero tampoco formaba parte de la praxis sociológica más habitual, resultará ineludible, y nadie podrá abordar la marginación, como fenómeno, sin nombrar la aporofobia. Pero, sobre todo, la palabra y la idea de Adela Cortina nos conminan con correosa amabilidad a interpelarnos sobre nuestras propias reacciones, filias y fobias, sin escapatoria ética posible.