Ante la cantidad de protestas y el enorme malestar que generan las constantes demoras en Urbanismo, por fin un alcalde, Francisco Guarido, coge ese pedazo toro por los cuernos, y anuncia que se fijará en otras ciudades para aligerar la concesión de licencias. Gracias, señor alcalde. Pero, por favor, no lo diga, hágalo al grito de ya. Acabe con el desmán. Impida el puteo. Apoye con hechos, y no sólo de palabra, a los ciudadanos que crean empleo, que apuestan por Zamora, que se quedan en ella a pesar del abandono, de la dejadez, de la soledad cada vez más lacerante a la que se ve abocada esta ciudad por culpa de los políticos, sí, pero también por culpa de unos ciudadanos y unos colectivos en general poco reivindicativos, bastante acomplejados e incapaces de tomar decisiones y trabajar por el bien común.

Se ha hablado de externalizar el servicio. Si esa fuera la solución, no lo piense dos veces. Haga lo que sea menester menos tener a la mayoría de empresarios de esta noble y leal ciudad y a los que quieren alcanzar esa categoría, encabronados por la situación desesperante y exasperante que se ha venido sufriendo a lo largo de los años pasados y, de momento, también presentes mientras el señor Guarido no demuestre lo contrario. Un alcalde necesita tener reflejos y conocer a la perfección los servicios que de su gobierno dependen y también las distintas situaciones por las que atraviesan los colectivos ciudadanos. Y debe obrar y maniobrar en consecuencia, dejando las sutilezas para las visitas protocolarias.

Si Urbanismo no funciona o funciona a medio gas, o se producen las situaciones que todos sabemos, están en la obligación de hacer lo que muchos piensan y pocos nos atrevemos a decir, cortar de cuajo con el problema, mecanismos tiene la ley para poder hacerlo. Parece tal que algunos políticos afectos a las distintas siglas que ocupan sillón en el Consistorio, tuvieran, no miedo, si no pánico a las actuaciones de sus técnicos. Si ustedes manifiestan ese miedo se les suben a la chepa como ha ocurrido, dejándoles a la altura del betún. También es verdad que en legislaturas pasadas ha habido responsables políticos que han dejado mucho que desear y que lo mejor que pueden hacer es estar calladitos no les vaya a salpicar algún charco de los muchos en los que estuvieron metidos.

No le dé más vueltas, señor Guarido. Actúe. No deje para mañana lo que pueda hacer hoy precisamente en Urbanismo. No le conmino a hacerlo, porque me suena muy fuerte, simplemente le meto prisa porque la situación es desesperada para multitud de empresarios que siguen perdiendo dinero porque la licencia no llega. La paciencia hace tiempo que la perdieron. Sepa que también hay miedo porque las represalias están a la orden del día. Miedo o prudencia, vaya usted a saber, que se hace extensivo a tantos arquitectos como se han visto obligados a ceder una y mil veces si querían seguir trabajando, a pesar de ciertas arbitrariedades y gilipolleces varias. A muchos les han tocado constantemente los cataplines y los tienen ya hinchados. Así están las cosas. Esa es la realidad que se puede cambiar. El alcalde tiene que estar por la labor.

Los ciudadanos estamos ahítos de palabrería, de promesas incumplidas. Queremos realidades. No estaría nada mal que empezaran por Urbanismo.