En los últimos años, y por unas causas u otras, casi siempre de índole política, los veranos suelen ser bastante movidos, más que antes. En julio, ya se sabe, se producen los coletazos, casi siempre muy duros, previos a las vacaciones. Pero en agosto, solía ceder la actividad, eran fechas de tregua para lo que venia después. No es que fuese un mes de encefalograma plano, pero casi. Ahora, sin embargo, ya casi nunca suele ser así y no faltan si no que sobran motivos de actualidad.

Justo lo que está ocurriendo en lo que va de agosto, con el Gobierno ojo avizor a los catalanes del independentismo, y con Rajoy asegurando sentirse dispuesto a ser el candidato de su partido en las próximas elecciones, cuando sean.Y cuando siguen produciéndose episodios y no aislados sino alevosos de turismofobia en Cataluña, País Vasco, Valencia y Baleares principalmente sin que se note apenas represión por parte ni de los gobiernillos regionales ni del Gobierno de la nación, pese a sus repetidas declaraciones de que así sería. Pues vamos dados España y los españoles, como un día se acabe con la gallina de los huevos de oro, o sea el turismo, la gran industria nacional que tira del carro.

Pero algunos están a lo suyo, y no pasan de ahí, como es el caso de la CUP, esa extrema izquierdista, antisistema, anticapitalista y antitodo de Cataluña, que se ha convertido también en un dolor de estómago para el resto de los partidos secesionistas, y que ha querido madrugar presentado su cartel para el referendo por el sí a la independencia del 1 de octubre según los separatistas, de nunca, porque nunca se celebrará, según Rajoy y su Gobierno. Un cartel viejuno, como lo son todos estos tristes progres, una replica de un rancio cartel de los tiempos de Lenin en el que una escoba barre la monarquía, la iglesia, el capital, lo español, y cuanto aborrecen. Tiempos marcados por el odio, como entonces, impulsados por los poderosos lobys que se crecen cada vez más ante la eterna derecha, pusilánime y vergonzante. Que no tienen posibilidades reales, pero que ahí están y estarán siempre

Y fuera ya de lo político, lo social, lo humano. La mujer huida con sus hijos que se niega a que sus hijos comparten custodia con su ex pareja, un italiano del que se separó por malos tratos, continúa huida. También aquí algunos medios, sobre todo las televisiones, están echando el resto. Pero la justicia ha rechazado su recurso de amparo, y policía y guardia civil siguen buscándola. Mal aconsejada, se supone que por el rampante feminismo radical de izquierdas, acabará rindiendo cuentas ante la ley pero las auténticas víctimas de esta otra situación de odio son los menores.

Para que nada falte, y ya en plan chusco, ahí ha quedado, en ese sucio vertedero de basura que es Tele-5, el impacto programado y previsto de como una de las integrantes del espacio, Paz Padilla, perseguía a un hombre, un modelo, que huyendo de su acoso se encerraba en una jaula dispuesta al efecto, el burdo efecto, ante lo cual la conocida humorista se quitaba las bragas y se las entregaba al acosado. No solo se está carente de ética en este país sino también de estética.