Estamos acostumbrados a pensar y pedir tener al médico de cabecera cerca. También al alcalde, al cura, a la guardia civil. Pero el fontanero, hay el fontanero. Llegamos a casa y falla la lavadora, no centrifuga, el grifo gotea, la boquilla del gas no funciona, la ducha se agarrotó, ¿qué hacer? Ponte a buscar todos los servicios técnicos de cada instrumento, doméstico que hay en casa, las guías fallan ,a los teléfonos contestan máquinas . Se nos viene a la mente el fontanero, ese profesional de las 24 horas, que sabe de todo algo, que con sus herramientas, experiencia y saber y con poco presupuesto te lo deja a todo funcionando. Pero ¿quién resiste en el mundo rural, donde cada vez los cementerios se agrandan y las viviendas se cierran? Un fontanero cerca se antoja como un superlujo. Julio ven corre y Julio busca entre sus pocos medios y encuentra el repuesto pertinente, las llaves de todo uso y al punto y por poco dinero la casa vuelve a funcionar. Pero cada vez y a pesar de tanto cacarear las ayudas a autónomos a pequeñas y medianas empresas que tanto bien propician y que pudieran significar la revitalización de nuestra Zamora campesina y ganadera llegar poco. Estos héroes de emprendedores tienen que pensar mucho y echar cuentas de día y de noche para invertir algo y mejorar las prestaciones urgentes y necesarias. Julio y tantos como él piensa en eso y a pesar de las dificultades ,su pasión, compromiso y cariño por el pueblo, por seguir prestando servicios al entorno, les llevan a invertir algo para seguir presente allí donde se les precisen y haya algo de vida. Estos modestos y pequeños servidores del bienestar rural, no huyen a la ciudad donde la vida es más cómoda y el trabajo profesional abunda. Hoy es el fontanero, mañana el albañil, el ebanista, el herrero, carpintero, el panadero, ya no digo, la modista o el zapatero... Buscamos en vano al tabernero de siempre, la pequeña cantina, la tienda que tiene de todo un poco y remedia de día y de noche carencias, que de otra manera habría que coger el coche y marchar a las grandes superficies comerciales. Pero nuestra gente envejecida ya no está para el coche, no pueden conducir. Necesitan de asistencia domiciliaria, no solo médica sino de todo o casi todo. ¿Qué no daríamos porque hubiera hortelanos dispuestos a cuidar algunos huertos que surtieran de verdura y hortalizas buenas y a buen precio evitando el abandono de los otrora terrenos fértiles que igual dan patatas que tomates, lechuga y pepinos? Mundo rural precisado de muchos que quieran trabajar en lo de siempre y colaboren a mantener vivos nuestros pueblos y las pequeñas hacienda domésticas. Muchos países hemos conocido en los que las vida rural y sus pequeñas, familiares explotaciones son la base que evita las machas a la ciudad y la despoblación. Pero necesitan ayudas de verdad. Necesitamos que les ayudemos todos. Nuestro progreso, más en Zamora ,en la Zamora rural, desde Hermisende a Cibanal , que es la más abundante. Si, hoy alabamos el coraje de Julio como el de Roelos y a tantos como él en su o en otras profesiones que cierran los ojos, consultan con la mujer, la almohada y dicen , tiremos para adelante. Los pueblos nos piden, la gente mayor nos necesita y aunque vean que muchos clientes se mueren, ley de vida y los cementerios se amplían ,siguen pensando que evitar desplazamientos a las ciudades en busca de profesionales anónimos y a larga distancia es una obra buena y puede llenar una vida profesional, familiar y ayudar a que nuestros pueblos tengan servicios puntuales y a bajo precio.