Cuando las puras armonías se identifican con los sonidos en combinación artística, se produce la creación de la belleza de las notas y los bloques de sonidos, que nos transportan a esferas desconocidas pero casi con el embeleso de la divinidad.

Es entonces cuando la inagotable ansia del ser humano, buscando las notas que se amen para conseguir el conjunto de melodías que se repiten cual cántico de la suprema realidad.

Es lo que aconteció el viernes 28 de julio en el Festival de la Ópera que gracias al entusiasmo de sus patrocinadores se acaba de celebrar en Zamora. La Orquesta de Castilla y León y los cantantes que intervinieron tuvieron la calidad y el entusiasmo grandísimo para depararnos una noche que recordaremos siempre como una de las mejores de nuestra ya larga vida.

Y es de enaltecer la participación de las tres corales en un logro perfecto que nos produjo la doble satisfacción de considerar que si se unieran definitivamente pudiéramos obtener el conjunto de una gran coral y la perfecta interpretación de todas sus intervenciones.

Gracias a las dos voces femeninas: Laura Alonso y Conchi Moyano que nos mostraron sus ya reconocidas cualidades y al trabajo de la dirección del festival que merece un diez.

Gracias a la Orquesta y a su director José Antonio Montaño que todo un lujo es tenerlos entre nosotros.

Gracias sobre todo a las maravillosas intervenciones del gran tenor Héctor Sandoval que con su voz privilegiada y su enorme entrega y simpatía, se ganó al público que en gran cantidad asistió al espectáculo y salió convencido de que la ópera no es un espectáculo para minorías sino para todo aquel la belleza de los sonidos que se convierten en Música en la cual los intérpretes pueden elevarla a cotas de tal magnitud como la vivimos entusiasmados en este día memorable.