Comenzó la semana, inicio oficial de las vacaciones, con movida y morbo en el mundo del deporte. Por un lado, Cristiano Ronaldo, que es junto a Messi el mejor futbolista del mundo, declaraba en un juzgado madrileño por un supuesto fraude fiscal de sus derechos de imagen en el extranjero que se eleva a los 14 millones de euros. Algo que no es nuevo en el mundo del deporte donde muchas de sus principales figuras han tenido que declarar o se han sentado en el banquillo por cuestiones semejantes, casi siempre solucionados a base de acuerdos con Hacienda. Por otro lado, el juez que entiende el asunto del encarcelado Villar, presidente ahora inhabilitado de la Federación de Fútbol, imputado por numerosos presuntos delitos, autorizó su salida de la prisión de Soto del Real bajo fianza de 300.000 euros, una cantidad que a la mayoría le ha parecido sencillamente ridícula e injusta cuando se cuantifica en millones lo posiblemente defraudado, y que pone en entredicho una vez más todas las escenificaciones de esas detenciones tan espectaculares y siempre con las cámaras avisadas por delante.

Lo de Cristiano se cree que puede solucionarse sin mayores problemas, como ya ha sucedido antes con el propio Messí, acusado en su día de lo mismo. El portugués sigue proclamando su inocencia, reiterando una y otra vez que nunca ha ocultado sus ingresos, que nunca ha tenido intención de defraudar a la agencia tributaria, y que el ha confiado siempre y lo sigue haciendo en sus asesores fiscales. Entró y salió del juzgado por una puerta trasera y no compareció ante los periodistas después, lo que motivó el enfado de los representantes de los medios que aguardaban su salida. Mala cosa, porque la envidia que su condición de ídolo de masas despierta es bien conocida y en este país no se perdona nada y de todo se pasa factura. Y peor cuando por delante tiene el jugador una nueva temporada, con su equipo, el Real Madrid disputando media docena de títulos, el primero de los cuales en una semana.

Porque esa es la otra incógnita, si todos estos sucesos, no influirán en el ánimo de Cristiano que siempre se ha mostrado especialmente sensible a los reveses personales. Y el club blanco necesita como nunca a su gran goleador, sobre todo después del triste comienzo de la pretemporada con tres partidos en Estados Unidos, y perdidos los tres, uno por goleada. También hubo un empate, pero en los penaltis perdió. Fue una Champions internacional y amistosa con los mejores clubs europeos, y el Madrid, sin Ronaldo que aun está de vacaciones, quedó clasificado en último lugar mientras el Barcelona se proclamaba campeón. El madridismo ha fruncido el entrecejo, con preocupación, y empieza a desconfiar de la buena suerte que siempre parece acompañar a Zidane, su entrenador. Además las otras dos estrellas blancas, Bale y Benzema es como si no jugasen. Se echa de menos a Pepe, a Morata, a James, vendidos o cedidos por decisión de Florentino Pérez y se esperan fichajes necesarios, en especial un defensa central y un delantero que puede ser M´bappé aunque sea por 180 millones. Pero como el Madrid no se dé prisa y espere al 31 de agosto puede empezar muy mal la temporada y acabar con muchas ilusiones.