La reina Margarita de Austria, consorte de del rey Felipe III, fallecía el 3 de octubre del año 1611. En el reino fue muy sentida su muerte y en Zamora, como era costumbre, se dispuso que durante ocho días todos los vecinos de la ciudad y su tierra pusieran lutos de capas y caperuzas negras o sombreros sin forro, toquilla ni seda alguna; las mujeres tocas negras, y las mozas de servicio y gente pobre cofias del mismo color.

Los Regidores alargaron las faldas de las lobas por mayor autoridad; (especie de sotana de gran holgura con alzacuellos que se ensanchaba en los hombros para caer perpendicularmente hasta los pies. No tenían mangas sino aberturas laterales para sacar los brazos). Mandaron colocar colgaduras de negro en la Catedral, levantar un túmulo grandioso con pinturas, escudos epitafios y mucha cera.

Se comentó que aquellas honras fúnebres fueron tan suntuosas como las que se hicieron al rey Felipe II, que había fallecido el 13 de septiembre de 1598. Este rey, que lo fue de España, Portugal, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, duque de Milán, soberano de los Países Bajos, duque de Borgoña, también fue rey de Inglaterra e Irlanda por su matrimonio con María I entre 1585 y 1604. Esta monarquía consorte fue origen de la Guerra Anglo-Española entre 1585 y 1604. La Armada Invencible que el monarca español envió con el fin de destronar a Isabel I e invadir Inglaterra fracasó.

Las turbulentas condiciones meteorológicas en el mar llevaron al naufragio a muchas naves, aunque unas tres cuartas partes de aquella flota regresaron a España sin haber cumplido su misión.

Entre los muchos soldados que Zamora hubo de aportar a la fracasada Armada y la prolongada sequía que esterilizaba las tierras, se hacía sentir el hambre y la miseria en nuestra ciudad. Aún así, cuando llegó la Real cédula que anunciaba el fallecimiento de Felipe II tuvieron que hacerse demostraciones de luto y sentimiento que suponían un notable esfuerzo económico para el Municipio.