Aunque, según los últimos datos, el paro bajó de los 4 millones por primera vez desde los inicios de la crisis, eso no significa que los problemas estructurales del paro en España hayan quedado resueltos o estén siquiera ya encauzados. La tasa del 17,2% sigue siendo anormalmente alta en comparación con nuestro entorno. Lo mismo sucede con la temporalidad. Y nuestro empleo sigue demasiado vinculado a la estacionalidad, particularmente del sector servicios y el turismo, que en los últimos años se beneficia de la inestabilidad en otros países del Mediterráneo.

El reto sigue siendo crear empleo de calidad y de alto valor añadido. Pero esto requiere un esfuerzo de concertación a medio y largo plazo de muchos actores, algo que, por desgracia, no asoma todavía en el horizonte.

Domingo Martínez Madrid