El doctor Pedro Gómez de Bedoya y Paredes, un eminente investigador de las fuentes medicinales en el siglo XVIII publicaba en 1764-1765 una Historia Universal de las fuentes minerales de España, citando los lugares en que se hallan y las propiedades de sus aguas.

Entre los manantiales que cita en sus obras se encuentra el Hervidero de san Vicente en el término municipal de Almeida, del que ya se decía hace cien años que hacía las delicias de quienes acudían a este balneario. En la prensa local de 7 de agosto de 1917 se comentaba que los centenares de personas que habían probado las excelencias de las aguas termales del Hervidero de San Vicente quedaron muy satisfechos de los resultados obtenidos.

Citaba aquella noticia a personalidades de la época que habían acudido a tomar las aguas en el balneario de Almeida: don Cruz Horacio Miguel Cancelo, alcalde de la ciudad, don Arturo Pérez Marrón, diputado a Cortes, y otros personajes manifestaban que fue tan excelente el resultado favorable para su salud, que habían encargado una Misa de acción de gracias que fue oficiada por el cura párroco de Almeida, don Bernabé S. Casanueva en el Santuario de Nuestra Señora de Gracia, cuyo acto religioso fue amenizado por la banda de música almeidense. Los dueños del balneario, señores Mayor y Beneito, hicieron patente su disposición para seguir atendiendo a los clientes en las mejores condiciones posibles.

Lo cierto es que el edificio estuvo abandonado más de cincuenta años, hasta que fue rehabilitado en el año 2006 y abierto de nuevo al público. El Balneario, ahora denominado "La Dama Verde", consta de dieciséis habitaciones dobles, exteriores, convenientemente equipadas, y cuenta con la más moderna tecnología para tomar las aguas que llegan del manantial "El Hervidero de San Vicente", ubicado a diez metros del edificio, cuyas aguas son conocidas hace más de cinco mil años en tiempos de los celtas.

Se ha experimentado que las enfermedades para las que están indicadas estas aguas son hidropesía, reumatismos, hipocondrías, afecciones del riñón y todas las de estómago, vientre, hígado, bazo y demás del sistema digestivo, así como enfermedades de la piel.

Esta fuente está situada a la entrada de un monte de encinas, dicen que el caudal de su agua sería como el grueso de un brazo, que sale muy clara y moderadamente caliente, pero hedionda. No hay noticias de que jamás se haya secado, ni que con las lluvias haya aumentado su corriente.

En el mismo nacimiento, y en las orillas de su cauce, deja una materia untuosa, negra y suave al tacto, que echada en el fuego arde y exhala un humo azufroso. Se observaba que el agua salía por entre dos peñas y que en lo que sería la taza de la fuente se movía con violencia de rato en rato como un puchero que está hirviendo, lo que dio motivo para que la llamasen "El Hervidero".