Hablamos continuamente de choriceo y corrupción tanto respecto a los políticos como directivos de banca y otros estamentos ya que efectivamente lo hay y en grandes cantidades, pero no olvidemos que el ser humano y más concretamente en este país todavía conocido por España es una práctica habitual por la que debemos hacer una autocrítica a nivel personal. Quién no pretende meter un gol a la Hacienda Pública en sus declaraciones de renta, y eso cuando las hace, que sucede con los tickets de compras en hostelería y otros comercios, que se pretende con las facturas con o sin IVA; cuántos ocultan al fisco sus actividades laborales o de negocio, quién no ha conseguido o al menos pretendido, colarse sin pagar en un transporte o espectáculo e incluso llevarse algún determinado producto de un local comercial, qué pasa con los múltiples fraudes en las ayudas sociales; encima llegando a jactarse de haber realizado "estas proezas" ante amigos o familiares.

Otros muchos ejemplos o situaciones similares podríamos citar, bien es cierto que nada comparable con lo que vienen haciendo nuestros representantes políticos, deportivos, económicos etc. cuya condena debe ser fulminante, pero que viene a demostrar la posición de los seres humanos ante la posibilidad de meter la mano en la caja como vulgarmente se dice. Seguimos siendo un país de pillos y no dudo que en otros lugares suceda lo mismo o parecido aunque nosotros nos llevemos la triste fama por ello.

Ángel Santamaría Castro