Escribo estas líneas desde Santa Cruz de la Sierra, una de las tres grandes ciudades de Bolivia. Estoy colaborando, desde hace veinte días, en la parroquia de María Auxiliadora de esta ciudad, que llevamos los salesianos y que está animada por el padre Narciso, ilustre zamorano al que muchos de vosotros conocéis.

Veinte días son muy pocos para dar una opinión ajustada sobre esta ciudad, esta parroquia y sus habitantes, que, como toda realidad humana, tiene sus luces y sombras, pero pueden servir para dar unas pinceladas sobre algunos aspectos de los que más me han llamado la atención en este tiempo.

Santa Cruz de la Sierra es la ciudad de Bolivia con mayor número de habitantes, en torno a un millón ochocientos mil, con uno de los crecimientos más rápidos y espectaculares de América Latina. Es el principal centro comercial, financiero e industrial de Bolivia.

Estos breves datos pueden daros una idea de las diferencias en el modo de vivir de sus habitantes: junto a mansiones, condominios y urbanizaciones espectaculares, casas muy pobres. Coches destartalados y modelos de alta gama. Restaurantes y tiendas de lujo y multitud de vendedores callejeros con comidas y bebidas de todo tipo para poder subsistir.

Pero vayamos a lo más importante de las ciudades: su gente. La gente que he conocido en nuestra parroquia cruceña es gente sencilla, acogedora, simpática, de un trato muy agradable y cariñoso, sobre todo con los sacerdotes, a los que siempre llaman "Padre". Siempre saludan con la sonrisa en los labios y su tono es dulce, cercano y educado.

Son muy religiosos y acuden a la Eucaristía a diario con frecuencia. Es una gozada para un sacerdote español ver la iglesia bastante llena a diario y, sobre todo, por jóvenes que participan con sus cantos, leen las lecturas y se acercan a comulgar. Las confesiones son abundantes y muy sentidas. Dios está muy presente en sus palabras y en su vida.

Fuera de la iglesia, en uno de los laterales, hay una capilla con el Santísimo expuesto de forma permanente, durante todo el tiempo que está abierta la parroquia, que es la mayor parte del día. Siempre hay gente orando y gente de todas las edades. Parece que Dios está bien presente en el corazón y en la vida de muchos bolivianos.

Otro día os hablaré de los aspectos sociales menos agradables y de la tarea que en esos campos desarrollan los salesianos. Feliz verano y felices vacaciones.