Ya sabemos que ahora, en plena canícula, en plenas vacaciones escolares de verano, no parece el momento más oportuno para hablar del debate suscitado una vez más con el calendario para el próximo curso dado a conocer por la Junta de Castilla y León. Sin embargo, la polémica está abierta, porque en la región se ha vuelto a reaccionar en contra de aquellos que vuelven a fijar desde sus despachos unas vacaciones de Semana Santa que comenzarían ya avanzada las celebraciones, el jueves santo en concreto, y dejando luego libre la semana siguiente. Se considera algo así como lo más racional.

Pero no lo es, sino todo lo contrario, entre otras muchas razones y dejando aparte el grado de laicismo o religiosidad de cada cual, porque da la casualidad o no de que precisamente esta región cuenta con dos de las Semanas Santas más importantes y famosas de España, reconocidas internacionalmente de modo oficial, y de cuyas celebraciones: procesiones, liturgias y tradiciones participan, en número masivo, y desde siempre, los niños y adolescentes, que aportan una savia nueva a la continuación de los actos en el futuro, además de una ilusión desbordada y evidente. Atrasarles las vacaciones es de alguna manera apartarles un tanto del protagonismo de esos días tan esperados.

Se ignoran cuales pueden ser los intereses que motivan a la Junta a tomar una decisión tan equivocada y que ya en anteriores ocasiones fue rechazada a fondo por las nueve provincias de la región, sobre todo por las capitales de cada una de ellas, y muy en particular desde aquellos lugares en los que las celebraciones alcanzan un mayor grado de popularidad y un mayor número de visitantes. Es el caso de Zamora, en primer término, y de Valladolid, aunque en otros sitios como León y Salamanca igualmente se participa de la protesta. Los niños quieren salir en su Semana Santa aunque ello suponga menos días de vacaciones y el aumento de las fechas lectivas.

Desde diversas instancias, incluidos los órganos directivos de las cofradías se ha manifestado la queja por el desafortunado calendario en el que que se reincide e igualmente los padres de alumnos, en muchos casos, han expresado su insatisfacción y abierto una discusión en la que se insta al Gobierno de la comunidad a dar marcha atrás y rectificar, que es al rectificar, ya se sabe, cuando los políticos aciertan y se convierten en representantes de la sociedad. Pero parece que no, pues el consejero de Educación se mantiene en sus trece sin tan siquiera dar una explicación de tan firme postura, bien fácil de variar por lo demás siempre que haya voluntad de hacerlo.

Pero quedan muchos meses por delante. Aunque por supuesto, esos cambios hay que hacerlos antes de iniciarse el curso. El debate, muy vivo, está en los círculos semanasanteros y en los medios. Y al presidente del PP en la región, Fernández Mañueco, no le ha quedado otro remedio que mojarse, muy diplomáticamente eso sí pues en teoría se trata de poderes diferentes, manifestando su esperanza en que se busquen formulas de acuerdo que a todos satisfagan. Veremos quien manda en la región