Llevamos al menos cinco años en los cuales el problema del separatismo en Cataluña no deja de ser asunto recurrente, sin solución de continuidad, en los medios, tanto en la prensa escrita como en la digital, tanto en las pantallas de televisión como en las ondas radiofónicas. Y no solo en los medios, porque el envenenado tema suele saltar a la larga en cualquier conversación, de bar, de restaurante, de calle. Se diría que preocupa y cada vez más a los españoles.

Bueno, pues de hacer caso al CIS, el centro de investigaciones sociológicas, que tiene su prestigio aunque casi nunca acierte en las encuestas electorales salvo con el partido más votado, algo que ya se suele saber y para lo que no se necesitan sondeos, resulta que el independentismo catalán que muy gravemente amenaza y ya a corto plazo la unidad histórica de España, no preocupa ni siquiera al 2% de los consultados. Una cifra mínima que, curiosamente, viene a ser la misma que los niveles de preocupación expresado ante la violencia de género y las muertes causadas.

Poco o nada interesan, pues, según el CIS, estos dos graves problemas. ¿Y que es lo que interesa y preocupa entonces a la gente? Pues lo de siempre, al parecer, lo de hace ya años: por un lado, el paro, lo que más, pese a haber descendido mucho aunque sea en precario, y por el otro, la corrupción en el ámbito político. Un 70% expresan su inquietud ante el desempleo existente, y un 50% ante los escándalos de corrupción que se van sabiendo y ante los que permanecen ocultos. Pero, como queda comentado, ni siquiera llega al 2% el porcentaje de preocupados ante la posibilidad de amanecer un día con una república catalana.

Cabe prever que ese porcentaje aumentará en los próximos meses, sobre todo cuando llegue la hora del 1 de octubre, la hora del referéndum catalán, si es que llega, porque Rajoy sigue diciendo que no se celebrará, y es probable que acierte el presidente, mientras el otro presidente, el de Cataluña, Puigdemont, asegura todo lo contrario. No se va a salir de la legalidad el Gobierno, ha reiterado Rajoy, que por lo demás sigue sin desvelar sus planes, si es que tiene alguno, o si es que tiene tanta confianza en que nada va a ocurrir y en que todo va a seguir como está ahora mismo, como ha estado siempre y va a continuar estando. Y esto es algo en lo que la gran mayoría de los españoles tenemos también plena confianza, aun sin saber como se conseguirá frenar el hostil desafío catalanista.

Rajoy y el PP, de cualquier manera, van a quedar tocados con esta cuestión, incluso por muy favorablemente que se resuelva. El desgaste está siendo enorme y pasará factura. No es que el partido en el Gobierno no vaya a ganar las próximas elecciones generales, cuando sean, pues las ganará de nuevo en minoría ostensible, dada la falta real de alternativas válidas, pero necesitará desprenderse de un Rajoy que no es más que un peso muerto. En Galicia, Feijóo aguarda. Ni Podemos ni C´s cuentan como para hacerle sombra, y el PSOE de Sánchez, lejos de la socialdemocracia, bastante hará con apuntalarse para el futuro.