Cuando lean estas líneas seguramente ya se habrán despejado las pocas incógnitas que han rodeado al congreso de los socialistas de Castilla y León que hoy se clausura en Zamora. Y sabremos si, por fin, acude, e interviene, Pedro Sánchez en el cierre. Sería un buen detalle, máxime si su presencia demostrara que ha dejado las cosas más o menos claras en Cataluña tras su reunión del viernes con Iceta. Ya saben que dicen los entendidos que si no se desplaza a tierras zamoranas es porque tiene que seguir por Barcelona dándole al tema de moda, el único que preocupa en España. O sea, y resumiendo, que lo primero Cataluña, lo segundo Cataluña, lo tercero Puigdemont, lo cuarto Oriol Junqueras y así sucesivamente. Total: que si Sánchez viene por aquí, es que hemos adelantado algo.

Sin embargo, cuando escribo estos renglones (noche del viernes) todavía quedan algunos misterios por desvelar y, por tanto, hay que tirar de intuiciones y, sobre todo, fijarnos en el ambiente que ha rodeado al congreso del Ramos Carrión y en el cómo lo afrontan las gentes del PSCL-PSOE. He asistido como informador a todos los congresos regionales socialistas del 83 para acá. Y, claro, he visto y oído de todo. Desde divisiones internas sangrientas (como en el extraordinario de Burgos de 1984) a pactos casi anti natura (como el del 2012) pasando por imposiciones a la trágala desde Ferraz (elección de Laborda en León en 1985), votaciones al 50% (Demetrio Madrid ganó a José Constantino Nalda en 1983 por solo tres votos) y bicefalias como la que, en 1997, ostentaron tras el congreso de Valladolid Jesús Quijano, secretario regional, y Jaime González, candidato a la presidencia de la Junta en el 99. Eso sin contar supuestas y superficiales unanimidades que enseguida dieron lugar a corrientes críticas y enfrentamiento más o menos velados (mandatos de Villalba, Óscar López, Julio Villarrubia).

Como se ve, el muestrario es amplio y variado. Daría para una novela por entregas o para un serial televisivo. No obstante, creo que jamás había visto tal grado de euforia entre la militancia socialista. En congresos anteriores, se palpaba un cierto grado de resignación y de repetición. Es decir, llegaba un secretario nuevo, lanzaba un mensaje ilusionante, pedía trabajo y colaboración para alcanzar la Presidencia de la Junta y, pocos meses después, empezaba a cundir la desmoralización porque se veía que el PP seguía siendo imbatible. Y así congreso tras congreso y secretario regional-candidato tras secretario regional-candidato. ¿Se ha roto esa tónica? Aun es pronto para saberlo, pero muchos socialistas (especialmente los pedrosanchistas tudanquistas) creen que sí, que ahora o nunca, que los populares están más débiles y que la corrupción, la retirada de Herrera y el escaso, de momento, tirón de Fernández Mañueco pueden pasarles factura en los próximos comicios autonómicos.

Además, la moral en el PSCL-PSOE está por las nubes a causa del regreso triunfante de Pedro Sánchez, el protagonismo de Tudanca en el reciente congreso federal y el peso de militantes de Castilla y León en portavocías del partido y de varias instituciones. Si a ello añadimos, el clima de teórica unanimidad y monolitismo, muy alejado de broncas y divisiones anteriores, que ha presidido la elección de delegados entenderemos esa sensación de euforia y de esperanza que envuelve al cónclave zamorano.

¿Está justificada esa euforia? Sin ánimo de echar un jarro de agua fría, creo que no, que bien harían los socialistas de Castilla y León en mirarse en el espejo, poner los pies en la tierra y envolverse en realidad. ¿Aspirar a todo? Claro que sí. ¿Intentar rentabilizar en las urnas los problemas del PP y el hartazgo de años y años con más de lo mismo? Obviamente y con la máxima dedicación. Pero todo ello implica ser consciente de las dificultades y conocer al dedillo en qué tipo de región vivimos y cuáles son las reacciones del personal. Oyendo a Luis Tudanca y algunos de sus principales colaboradores a veces da la impresión de que van de "sobraos", de que ya han ganado no sé cuantas e importantes batallas. Y no, por ahora solo han triunfado en guerras internas. Basta ver el número de procuradores en las Cortes regionales para confirmar lo que digo. De ahí lo de mirarse al espejo y poner los pies en la tierra.

Cuarenta años después de aquel primer congreso regional de 1977, también en Zamora, el PSCL-PSOE tiene que volver a inventarse. Entonces, aun sin la poderosa Federación Leonesa, se sentaron las bases para una trayectoria que llevó a los socialistas a la victoria en los comicios regionales de 1983 y a Demetrio Madrid a la Presidencia de la Junta. Lograron 42 procuradores. Hoy tienen poco más de la mitad. Que estos días, en medio de la euforia, nadie olvide este dato.