A estas alturas y con la cantidad de información que se nos viene facilitando, nadie pone en duda que la salud pasa por la forma de alimentarnos, por los hábitos y costumbres que adoptamos sobre todo en la mesa. Comer mucho y beber más no resulta rentable para la salud. La moderación es aconsejable en todos los aspectos. No hay que pasarse porque acaba pasando factura.

En España se consume demasiado alcohol. Formamos parte del censo europeo que recuerda que los ciudadanos de toda la Unión Europea consumen un promedio de dos bebidas alcohólicas al día. Este dato sitúa a los bebedores en un 21 por ciento más de riesgo de desarrollar cáncer colorrectal, además de otros cánceres digestivos. Me hago eco del informe publicado por "UnitedEuropeanGastroenterology" y que ha recogido Europa Press.

El citado documento no tiene desperdicio. Revela que la ingesta diaria promedio de bebidas alcohólicas en los 28 estados de la UE es moderada. Así y todo esas 'entre una y cuatro bebidas por día', coloca a estos ciudadanos en un mayor riesgo de cáncer colorrectal y esofágico. La cosa es para pensárselo. Este estudio nos obliga o debiera obligarnos a comer sano y beber moderadamente. El informe no dice que no se haga, advierte que es conveniente bajar el pistón porque nos va la salud en ello.

El trabajo en cuestión revela que los bebedores llamados "pesados", es decir aquellos que consumen más de cuatro bebidas por día, corren un mayor riesgo de cáncer pancreático, hepático y gástrico. Estos tres tipos de cáncer con los dos antes citados, son los cinco cánceres digestivos más comunes en todo el mundo. Debemos saber que causan casi tres millones de muertes al año y contribuyen a más de un tercio de las muertes por cáncer en todo el mundo. No es que servidora pretenda darle el verano, es que en verano se consume más alcohol y en lugar de apretar el acelerador hay que pisar a fondo el freno y prevenir mejor que curar.

Por cierto el estudio relata que no se encontró que ningún país de la UE tuviera un consumo leve de alcohol. Muy por el contrario su consumo en toda la región europea es más elevado que en cualquier región del mundo, con más de un quinto de la población europea de más de 15 años bebiendo mucho al menos una vez a la semana. No hay más que ver el quorum que registran los "botellones" y el apéndice en forma de vaso o de botella que tienen los turistas, sobre todo británicos y alemanes, que pueblan nuestras islas y el litoral español. Sin duda un mal ejemplo para los más jóvenes, ya que es al primer carro que se suben, junto al tabaco y el "free love".

El resultado lógico no puede ser otro: el continente europeo sufre la mayor proporción de enfermedades y muertes prematuras directamente relacionadas con el alcohol. Hay que tenerlo muy en cuenta y frenar. Darse al deporte, comer sano, disfrutar del ocio de otra manera bien diferente a esa de darle al frasco. Vuelvo a decir que nos va la salud en ello y a tenor de las revelaciones de este estudio, también nos va la vida. Digo yo si no será mejor sustituir el vidrio por el chocolate del que se conoce su eficacia contra el deterioro cognitivo pero, claro, sin pasarse.

Como el tabaco, el alcohol también exige un etiquetado responsable.